La 'maquinaria de venganza' del presidente Trump se activó, tal como prometió en su campaña
Donald Trump ni olvida ni perdona. Tras haber estado envuelto en varios procesos legales que él llamó una “caza de brujas”, ahora está usando su poder desde la Casa Blanca para cumplir con su promesa/amenaza de vengarse de quienes percibe como sus enemigos políticos, afectando en el proceso la tradicional estabilidad de algunos cargos de la istración pública.
En una semana en la Casa Blanca, el presidente ha puesto en marcha una operación de aparentes represalias que, si bien en este momento no muestra con claridad el camino que seguirá, indica que busca “cobrarse” los malos ratos que enfrentó tras ser el primer mandatario de la historia de EEUU en ser acusado de crímenes en tribunales federales y estatales.
Este lunes, el Departamento de Justicia despidió a más de una docena de empleados que trabajaron en investigaciones criminales contra Trump como parte del equipo del fiscal especial Jack Smith, mientras que el fiscal federal interino para Washington DC, ordenó investigar los fiscales que llevaron casos de quienes asaltaron el Capitolio en enero del 2021.
Ambas medidas, que siguieron a la sorpresiva reasignación de funcionarios de carrera de alto rango la semana pasada, se realizó a pesar de que los fiscales de base por tradición permanecen en sus puestos en todas los cambios de gobierno y no son castigados por sus investigaciones.
Trump busca funcionarios "leales"
Pero el nuevo gobierno está rompiendo esa tradición y quiere deshacerse de funcionarios que percibe como desleales al presidente, como queda establecido en la carta que les escribió el fiscal general interino James McHenry, y que fue obtenida por la agencia de noticias AP:
“El funcionamiento adecuado del gobierno depende críticamente de la confianza que los funcionarios superiores depositan en sus subordinados. Dado su importante papel en el procesamiento del presidente, no creo que el liderazgo del Departamento pueda confiar en ustedes para ayudar a implementar fielmente la agenda del presidente”, escribió McHenry.
Eso choca con la autonomía con la tradicionalmente se maneja el Departamento de Justicia, que, siendo parte del poder ejecutivo y su líder es nombrado por el presidente, trata de mantener distancia con la Casa Blanca, algo que cuestionó mucho Trump en su primer gobierno y que llevó a despedir a su primer fiscal general, Jeff Sessons, y al director del FBI, James Comey.
Este proceso vengativo empezó con una medida menor, pero potencialmente riesgosa: el retiro de la seguridad oficial a exfuncionarios del gobierno contra quienes hay amenazas creíbles a su integridad.
Entre los afectados están John Bolton, exasesor de seguridad nacional de su primer gobierno, y Mike Pompeo, su exsecretario de Estado, quienes contaban con protección del Servicio Secreto por las amenazas contra su vida provenientes de Irán, de las que advirtieron fuentes de inteligencia al gobierno de Joe Biden.
“Creo que este es el estilo de Trump (...) A pesar de todo lo que dice sobre mirar hacia adelante, lo que realmente quiere hacer es mirar hacia atrás”, dijo Bolton en una entrevista el domingo.
Trump se deshace de los supervisores independientes del gobierno
El viernes de la semana pasada, el presidente también ordenó el despido inmediato de 17 Inspectores generales, una radical medida que elimina la supervisión del nuevo gobierno y que del Congreso sugieren que viola leyes federales porque no recibió el aviso de 30 días requerido por ley, algo que incluso un republicano cuestionó.
"Puede haber una buena razón para que los inspectores generales hayan sido despedidos. Necesitamos saberlo si es así", dijo el senador Chuck Grassley, presidente del Comité Judicial del Senado.
El papel del inspector general se remonta al Washington después de Watergate, cuando el Congreso los creó como control independiente contra la mala gestión y el abuso de poder. Aunque los inspectores generales son designados por el presidente, algunos sirven a gobierno de ambos partidos y se espera que sean no partidistas.
"Esta es una purga escalofriante y es un anticipo del enfoque ilegal que Donald Trump y su istración están adoptando ", dijo el líder demócrata del Senado Chuck Schumer el sábado en el pleno de la Cámara Alta.
Uno de los que no fue tocado es Michael Horowitz, inspector general del Departamento de Justicia que en 2019 publicó un informe criticando al FBI por las órdenes de vigilancia en la investigación sobre los vínculos entre Rusia y la campaña presidencial de Trump de 2016, aunque concluyó tuvo un propósito legítimo y no estuvo guiada con sesgo partidista.
Aunque ahora que se abren estas investigaciones a los investigadores y que los mecanismos de supervisión del gobierno federal quedan debilitados, es muy posible que se llegue a conclusiones que terminen apuntalando la queja permanente del presidente Trump de que la justicia bajo el gobierno de Biden estaba politizada y actuaba en su contra.
El temor a la venganza del republicano justificó la extraordinaria medida de emitir indultos preventivos a algunos de quienes temían ser objeto de la ira presidencial, como el Dr. Anthony Fauci, el general retirado Mark Milley y los legisladores y el personal que sirvieron en el del Congreso que investigó el ataque del 6 de enero de 2021.