Los 'chalecos amarillos' que empezaron protestando el 17 de noviembre pasado por el incremento del impuesto a combustibles que según el gobierno francés era parte de una estrategia contra el cambio climático, hoy exigen al gobierno francés de Emmanuel Macron una disminución general de impuestos y el aumento del salario mínimo y las jubilaciones. En el nutrido y heterogéneo movimiento participan muchos inconformes que se manifiestan pacíficamente, pero también grupos extremistas de izquierda y derecha que retan a las autoridades incendiando autos y barricadas, o lanzando de regreso las bombas lacrimógenas que la policía usa para aplacar a los manifestantes.