El atroz caso de la 'casa del horror': una de las hermanas Turpin cuenta por primera vez los años de tortura de sus padres
Jordan Turpin saltó por la ventana de su casa a las 5:49 de la madrugada del 14 de enero del 2018 y con sus piernas temblorosas corrió hacia el lado izquierdo de la acera, hasta sentirse segura para pedir la ayuda que anhelaba desde hace años.
Una vez que estuvo alejada de aquella casa en donde ella y sus 12 hermanos eran abusados física y emocionalmente por sus papás —David y Louise Turpin—, sacó el celular que había escondido durante mucho tiempo. Todavía temblando, marcó al 911 para explicar con las palabras que pudieron salir de su boca el infierno que vivió en esa vivienda de California.
"Vivo en una familia de 15 personas y mis padres son abusivos. Dos de mis hermanitas están encadenadas ahora mismo”, se escucha decir a la joven.
La operadora intenta entenderle y emite un reporte para que un policía se acerque al lugar desde donde llamó Jordan. “Esta es la primera vez que hablo con alguien por teléfono. Estoy temblando”, reconoció.
Cuando Anthony Colace, agente del Departamento del Sheriff del condado de Riverside, iba en camino, pensó que se trataba de un caso más en el que tendría que consolar a una adolescente, calmarla y luego llevarla de regreso a casa. Por eso, cuando bajó de su patrulla y la tuvo de frente, no tenía idea de que estaba a punto de conocer el caso de abuso más atroz de su carrera.
Con calma, Colace comenzó a escuchar a Jordan. Le relató que ella y sus hermanos —de entre 2 y 29 años— vivían entre montañas de basura, que no comían con frecuencia, que se había bañado por última vez un año atrás y que tenía fotos en su celular de sus hermanitas encadenadas. Todo quedó registrado en la cámara corporal del policía, en imágenes conocidas esta semana.
Tras ver las fotos, Colace entendió la magnitud del caso, pidió refuerzos y subió a su patrulla a la joven de 17 años, aunque aparentaba unos 10 por su desnutrición. En el trayecto descubre que Jordan también se llama Elizabeth, pero que la joven era incapaz de deletrear su nombre y que sus padres incluso la habían intentado estrangular por robarles un poco de su comida.
“Si se enteran que me escapé, literalmente me van a querer matar”, le dijo Jordan a Colace. Le explicó que dejó un par de almohadas bajo una sábana para intentar simular su cuerpo, en caso de que sus padres entraran a la habitación.
A las 7:23 de esa mañana, la policía fue a la casa señalada por Jordan. “Me preguntaron que si quería bajar con ellos, pero les dije que no porque estaba segura que me podían matar, incluso con oficiales presentes”, le dijo días atrás la joven a la cadena ABC en su primera aparición pública, cuatro años después del fin de su calvario.
David y Louise Turpin abrieron la puerta y se quedaron en la entrada con rostros de aparente confusión.
“Tenemos un reporte de una joven que salió de aquí y nos pidió venir a revisar esta casa”, se puede escuchar en la grabación de las cámaras corporales de los oficiales, mientras Louise pregunta contrariada quién los había enviado y buscó excusarse diciendo que estaban en plena mudanza.
La revisión inicial a la vivienda sustentó lo que Jordan había contado a las autoridades: basura apilada y habitaciones con niños desnutridos. También con las niñas encadenadas.
Años de tortura en la casa de los Turpin
El matrimonio Turpin salió esa mañana de su casa esposado, tras un abuso sistemático de décadas de tortura, desnutrición, violencia y cautiverio contra sus hijos.
Al ser revisados en un hospital, los doctores y enfermeras lloraron al conocer los detalles de esos pacientes desnutridos con músculos atrofiados, con problemas cardíacos por faltas de nutrientes y sin a educación.
“Macarrones con queso”, dijo sonriente Jordan en la entrevista con la cadena de televisión al contestar que fue lo primero que comió en el hospital. “Estuvieron muy buenos”, recordó.
Por su parte, Jennifer Turpin le dijo a la televisora que en el hospital recuerda haber escuchado una canción y haberse puesto a bailar de la felicidad.
El caso de los hermanos Turpin causó conmoción a nivel nacional. Las víctimas no acudían a la escuela, dormían todo el día y estaban despiertos en la noche, tenían prohibido jugar con juguetes y probar la comida que sus padres compraban para sí mismos.
Además, las autoridades detallaron que, si bien creían que todos habían nacido en hospitales, ninguno de ellos había visto a un doctor en los últimos cinco años y que jamás habían acudido a un dentista.
En 2019, David y Louise fueron sentenciados a cadena perpetua tras declararse culpable de 14 cargos graves, incluyendo tortura, abuso infantil, secuestro y agresión
Tras el veredicto, miles de dólares de donaciones comenzaron a llegar a varios fideicomisos que el Estado forjó para ayudar a los Turpin. Sin embargo, según la investigación de ABC , las promesas de un futuro mejor para los Turpin han quedado solo en buenas intenciones. Si bien escaparon del infierno que vivían en su casa, sus situaciones distan mucho de tener lo básico para poder desarrollarse plenamente.
La cadena reportó que no hay información disponible sobre el destino del dinero recaudado, unos $600,000, debido a acuerdos de confidencialidad establecidos por la corte. Agregó en su informe que algunos de los hermanos que todavía son menores de edad siguen sufriendo abusos en varios hogares de acogida en los que han vivido.
“Realmente no tengo una forma de conseguir comida en este momento”, indicó Jordan, quien fue liberada de un cuidado de crianza extendido sin un plan de alimentación, salud pública y otras capacitaciones necesarias para desarrollarse.
Mike Hestrin, fiscal del distrito del condado de Riverside, aseguró citado por ABC que los hermanos Turpin “han sido víctimas nuevamente del sistema” y fue tajante al decir que “viven en la miseria y en vecindarios plagados de delincuencia, mientras no pueden acceder a dinero destinados para ellos. Si no podemos cuidarlos a ellos, ¿cómo podremos hacerlo con alguien más?
Mira también: