Alberto Fernández es el nuevo presidente de Argentina y marca el regreso del peronismo al poder

De bajo perfil y alejado durante años de la política activa, Cristina Fernández de Kirchner.
Fernández, de centro-izquierda, moderado y pragmático, ganó la presidencia acompañado de Cristina Fernández de Kirchner, una fórmula que logró convocar a buena parte del heterogéneo universo de votantes peronistas y que venció en primera vuelta al ahora expresidente Mauricio Macri.
En 2008, Fernández se fue de la Casa Rosada dando un portazo tras un año como jefe de gabinete de Fernández de Kirchner, en medio del enfrentamiento de la expresidenta con los propietarios del campo y grandes medios de comunicación.
Ese episodio es visto hoy por algunos analistas como un símbolo de la independencia de Fernández ante quienes piensan que puede convertirse en un títere de quien será ahora vicepresidenta y cabeza del Senado, Cristina Kirchner.
El país que le toca
El nuevo mandatario enumeró algunos de los problemas que heredó: una inflación -que se prevé de 55% a fin de año- que es la más alta de los últimos 28 años y una la pobreza está en los valores más altos desde el 2008.
En su discurso de asunción como presidente, Fernández habló del desafío de tratar de poner de pie a un país "postrado" y proteger "a los más débiles".
En una alocución ante el pleno de la Asamblea Legislativa, el peronista enumeró varias de sus metas, como el combate al hambre en un escenario de pobreza que se ha agravado en los últimos años y afecta a un 40% de la población, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
Macri se transformó en el primer mandatario no peronista que completa su mandato desde el nacimiento del movimiento populista fundado por Juan Domingo Perón en 1945.
"Han pasado cuatro años difíciles... escuchamos decir que nosotros no volvíamos más, pero volvimos y vamos a ser mejores", dijo Fernández en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada en un escenario montado para los festejos a los que asistieron miles de personas.
Fernández, de 60 años, piensa en lanzar políticas de shock contra el hambre por lo que descartó el modelo de ajuste de su antecesor, que llevó al país al actual estado de “fragilidad”.
"Vamos a trabajar todos juntos... para que nunca más falte un plato en la mesa de los argentinos, vamos a poner fin al hambre, saber que hay un argentino que pasa hambre es algo que debe avergonzarnos", sostuvo el mandatario.
La vicepresidenta señaló que su compañero tiene por delante una dura tarea: "Le han dejado un país devastado, tierra arrasada, pero sé que tiene la convicción para cambiar esta realidad tan fea... y sepa que este pueblo maravilloso nunca abandona a los que se juegan por él".
Un país endeudado
En el complicado contexto económico y social existente, el mandatario indicó en su discurso que su gobierno buscará una relación constructiva con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros acreedores. Acotó que se va a encarar el pago de deuda, pero advirtió que “para poder pagar hay que crecer primero”.
"El gobierno que acaba de terminar su mandato ha dejado al país en una situación de virtual default", afirmó Fernández.
A la espera de señales están los acreedores externos del país, entre ellos tenedores de bonos y el FMI. Se estima que la deuda total asciende a unos 100,000 millones de dólares y varios vencimientos están pautados para 2020.
También hizo un llamado a la unidad nacional y pidió "superar el muro del rencor" producto de la polarización política de los últimos tiempos. "Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un nuevo contrato social que sea solidario", dijo.
Mirada internacional
Fernández se destaca por su perfil moderado y su conocimiento del Estado. Asume en una región convulsionada por las protestas sociales y en la que prevalecen presidentes de línea conservadora, como el caso de Jair Bolsonaro en Brasil, Sebastián Piñera en Chile y el recién electo Luis Lacalle Pou en Uruguay.
En un gesto de distensión hacia el vecino país luego de los cruces que mantuvo con Bolsonaro, Fernández manifestó su voluntad de fortalecer la relación estratégica más allá de las diferencias personales. El mandatario brasileño no asistió a la toma de poder pero envió al vicepresidente Hamilton Mourao.
A la ceremonia también asistieron el presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, el mandatario saliente de Uruguay, Tabaré Vázquez, y su sucesor, y el cubano Miguel Díaz-Canel. A su vez se encontraban presentes los exmandatarios de Ecuador Rafael Correa y de Paraguay Fernando Lugo.
En nombre del gobierno venezolano de Nicolás Maduro estuvo Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación. Fernández ha criticado la línea dura de la política exterior de su antecesor contra Venezuela y adelantó que no interferirá en sus asuntos internos.
Entre sus declaraciones más polémicas, cuestionó las causas judiciales contra Kirchner y otros mandatarios latinoamericanos de izquierda, pues sostiene que se trata de una persecución política. "(Rafael) Correa en Ecuador, Lula (Da Silva) en Brasil y Cristina, en Argentina, todos son víctimas de un sistema judicial que articularon para perseguir a los líderes populares", ha dicho.
Respecto a Venezuela, Fernández ha dicho que no hay una dictadura aunque sí un "gobierno autoritario", y dijo que buscará que su presidencia tenga una postura más similar a las de México y Uruguay, que reconocen a Maduro como presidente y favorecen un diálogo interno. Macri, había reconocido al Juan Guaidó como gobernante interino.
Vida privada
Fernández es abogado y desde hace 30 años profesor de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó.
Su vida privada es poco conocida. Vive en pareja con la periodista y actriz Fabiola Yáñez, en Puerto Madero, uno de las zonas más caras de Buenos Aires.
Tiene un solo hijo, Estanislao, de 24 años, una estrella drag queen y cosplay del que se ha declarado muy orgulloso, en medio de cruces en las redes sociales que el joven deploró. "A mí me volvieron figura pública sin mi consentimiento", sostuvo hace pocos días.
Entre las aficiones de Fernández está la guitarra, es un apasionado del rock y fanático de Argentinos Juniors, el equipo en el que se iniciaron Diego Maradona y Juan Román Riquelme.