En cualquier otro género, sería una mala señal que una película te motive a salir corriendo de la sala de cine para no volver jamás. Pero en el caso del horror, la historia es muy diferente. Es común que algunos directores amantes del miedo se sientan satisfechos con su trabajo si la audiencia grita, llora, se siente mal o incluso decide que ya no soporta esa película.