Responder al censo en 2020 puede ayudar a resolver los problemas de agua potable de tu ciudad

Carolina García tenía cuatro hijos y estaba embarazada cuando su pozo se secó.
Pasó varios meses sin agua, dependiendo de la amabilidad de los pocos vecinos que sí tenían. Sus hijos no querían ir al colegio para que no los vieran sucios.
Ese año de 2014, la mitad de los pozos de su comunidad en Tombstone se secaron. Se trata de un vecindario pequeño, de unas cuatro cuadras, en el condado de Fresno en el Valle de San Joaquín, California.
Fue en esa época que Nayamin Martínez, directora del Central California Environmental Justice Network, empezó a recibir reportes de la crítica situación en Tombstone. Necesitaban urgentemente a agua potable y posiblemente ayuda del estado para solventar la sequía. Ante la emergencia, algunas personas desesperadas habían empezado a abandonar el área.
Una idea para que los residentes no dependieran de los pozos privados era conectarlos al sistema de agua de la ciudad de Sanger, que se encuentra a menos de una milla al norte y la cual tiene 25,000 habitantes. Conseguirles agua embotellada era la otra opción.
Pero cuando empezó el proceso para conseguir ayuda la red ambientalista descubrió que, para el estado de California, el vecindario de Tombstone tenía una población de solo 4 familias pudientes, en vez de una comunidad de casi 50 familias, algunas de entre 8 y 10 , 95% de las cuales eran de inmigrantes latinos de bajos ingresos.
Esto ocurrió, según explica Martínez, porque en 2010 la mayoría de las familias no llenaron el censo, lo que las invisibilizó.
"Solo cuatro casas participaron en el censo, justamente las de ingresos más altos. Cuando uno va a la zona, ve claramente que son personas inmigrantes de bajos ingresos, que ganan menos de 40,000 dólares al año", agregó.
Para qué sirve la información del censo
"Hay varias maneras en que los datos del censo son importantes para poder identificar las necesidades de las comunidades y para poder solicitar fondos estatales y federales para abordar las preocupaciones", explicó a Univision Noticias Adriana Renteria de la organización Community Water Center.
En California, la principal fuente de proyectos de infraestructura de agua potable proviene de la Proposición 1, un Fondo del Estado de Agua Potable (Drinking Water State Revolving Fund).
Nuevos tanques de agua comunitarios, sistemas de filtración y otras actualizaciones en los sistemas de tuberías, dependen de ese fondo. También plantas de tratamientos de agua contaminada o el suministro de fuentes alternativas de agua potable para colegios y centros de cuidado infantil, por ejemplo.
El estado utiliza el número de habitantes registrados en el censo y su ingreso familiar promedio (MHI) para ver si una comunidad es elegible para tasas de interés reducidas, financiamiento a largo plazo y condonación/subsidio de capital, agregó Renteria.
"En el Valle de San Joaquín, más de 90% de todos los sistemas de agua dependen total o parcialmente del agua subterránea que está contaminada o puede contaminarse. Los datos del censo se utilizan para solicitar subvenciones y otros programas que ayudan a las comunidades de bajos ingresos a abordar soluciones a corto y largo plazo a una variedad de problemas, incluido el agua potable no segura", dijo a Univision Noticias Pedro Hernández del Leadership Counsel for Justice & ability.
Los recuentos de población precisos, agrega Hernández, también permiten conocer completamente el alcance de la crisis para que las agencias locales y las organizaciones sin fines de lucro puedan abordar "significativamente la inseguridad del agua en el Valle de San Joaquín y para que reciban su parte justa de los fondos".
El problema del agua en California
La mayoría de los californianos, un estado de más de 39 millones de personas, tiene a agua limpia y segura.
Al menos 300 sistemas de agua comunitarios, según datos del California State Water Resources Control Board publicados este año, no cumplen con los estándares de agua segura del estado. Y podrían ser más, según información extraoficial de sus funcionarios. Los incendios forestales de los últimos años han amenazado aún más el al agua potable.
La mayoría de las comunidades afectadas son comunidades agrícolas pequeñas y pobres, cuya población puede llegar a estar conformada de hasta 95% de latinos.
En sus casas, los grifos arrojan agua tóxica con arsénico, uranio, perclorato, plomo y productos químicos fertilizantes, por lo que muchos compran agua embotellada costosa, para beber y cocinar.
Una familia de siete habitantes puede gastar entre 60 y 70 dólares al mes en agua embotellada, además de tener que pagar la factura regular de servicios públicos de agua.
El mayor temor, por supuesto, son los efectos que el agua contaminada puede tener para la salud. Se conoce que la exposición prolongada a esta puede producir abortos espontáneos, defectos de nacimiento y aumentar el riesgo de cáncer.
Tres años después de que el pozo de Carolina García se secara, en 2017, su familia se enteró que el nuevo suministro de agua tiene altos niveles de nitrato y bacterias por encima de los estándares de salud estatales.
Las familias de Tombstone reciben cada dos semanas cinco recipientes de agua de 8 galones, a través de un programa de subvenciones que obtuvieron después de que activistas tocaran puerta por puerta para rectificar el conteo inexacto del censo de 2010. Sin embargo cuando se acaba el agua, corren el riesgo de usar agua contaminada del fregadero para beber y cocinar.
"Es muy difícil y costoso quitar los contaminantes", explica Martínez, señalando que son los sistemas públicos los que pueden absorber los gastos de la infraestructura para tratar el agua.
En abril de 2020 se va a volver a llenar el censo y de esa información va a depender la justa distribución de más de 675,000 millones de dólares en fondos federales para escuelas, hospitales, carreteras y obras públicas, como el sistema del agua en todo el país, así como la redefinición de los escaños en el Congreso.
El objetivo es contar a todas las personas una sola vez y en el lugar correcto.
Este artículo fue publicado con el apoyo de Silicon Valley Community Foundation.