9 momentos de una campaña electoral como ninguna otra en EEUU: intentos de asesinato, insultos y una renuncia crucial
Quienes han seguido la campaña presidencial en Estados Unidos es probable que tengan la percepción de que ha sido más larga de lo habitual.
En la incesante y vertiginosa vorágine de noticias sobre el duelo entre Kamala Harris y Donald Trump por las llaves de la Casa Blanca, lejísimos queda el día en que Nikki Haley se convirtió en la primera aspirante presidencial republicana en desafiar al expresidente, dando un pistoletazo de salida extraoficial a la campaña.
Muy lejos ha quedado también cuando el favorito en las encuestas para enfrentarse a Joe Biden era el gobernador de Florida, Ron DeSantis. O cuando Donald Trump se convirtió en el primer expresidente imputado en un proceso criminal o fichado por caso penal estatal. E incluso, cuando el candidato demócrata era Biden.
Cuando está a punto de llegar el 5 de noviembre, hacemos un repaso a los momentos clave de una campaña fuera de lo normal en demasiados aspectos.
1. Las primarias: Ron DeSantis se desinfla y Nikki Haley no consigue plantar cara a Trump
Como en cada año electoral, las elecciones primarias comenzaron oficialmente en enero. Y eso es seguramente una de las pocas cosas ordinarias de las elecciones 2024.
Como también es habitual, el presidente en ejercicio, Biden, no se enfrentó a ningún rival de peso de su partido y ganó. Eso sí, a pesar de su vigoroso discurso del Estado de la Unión.
En el partido republicano, el expresidente Trump tuvo más competencia, sobre todo de la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley.
Por allí también pasaron el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, el único con una clara estrategia de confrontación a Trump y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien de hecho partía como el favorito en las encuestas.
Pero las votaciones fueron arrolladoras y todos terminaron por tirar la toalla, dando pie al duelo entre Biden y Trump: dos candidatos que ya habían sido presidentes, para comenzar con los elementos extraordinarios del presente ciclo.
2. Los problemas (y victorias) judiciales de Donald Trump
Un mes después comenzó en Nueva York el juicio penal de Trump por ocultar durante la campaña electoral de 2016 unos pagos hechos a la exactriz de cine adulto Stormy Daniels para que mantuviera en secreto un encuentro sexual que el expresidente sigue sin reconocer.
Tras semanas de vistas judiciales, el multimillonario fue declarado culpable, algo nunca visto para un expresidente estadounidense.
Ya como criminal convicto, siguió adelante con su campaña electoral sin que los sondeos de intención de voto mostraran más que un leve tremor que parece olvidado pero que sigue pendiente de sentencia.
Meses más tarde, el republicano obtuvo sigue en Washington DC por su supuesto rol en incitar el asalto al Capitolio.
Además, gracias a la Corte Suprema y a la interpretación que hizo la mayoría conservadora de la "cláusula de insurrección" de la Enmienda 14 de la Constitución, Trump está en la boleta electoral de Colorado y Maine.
El caso que los críticos veían como el más claro, el de los documentos secretos hallados en el resort en el que vive en el sur de Florida, se topó con la jueza Aileen Cannon, nominada para el cargo por el propio Trump. Después de llamativos retrasos, lo desestimó por completo alegando que el fiscal especial Jack Smith había sido nombrado de forma impropia.
3. El primer debate: Biden vs. Trump
A finales de junio, concretamente el día 27, la campaña dio un vuelco. Fue en el debate que enfrentó a Trump y Biden en la cadena CNN.
Antes de un careo que llegaba mucho antes de lo habitual en la campaña porque así lo había querido el presidente, los expertos lo que debates realmente servían para algo.
Y no podían estar, ahora lo sabemos, más equivocados. El demócrata de 81 años tuvo un desempeño desastroso: se atropellaba al hablar y a veces parecía perdido, como incapaz de terminar frases y dejando pasar las falsedades y medias verdades de su contrincante.
Fue tan malo, que el pánico se apoderó de las filas demócratas esa misma noche. Algunos pesos pesados del partido comenzaron a trabajar entretelones para propiciar un cambio de candidato.
4. El (primer) intento de magnicidio: una bala roza la oreja de Trump
Por si los vuelcos fueran pocos, el 13 de julio Trump sobrevivió a un intento de asesinato durante un mitin en la localidad de Butler, Pensilvania. Resultó herido en una oreja por disparos efectuados por un hombre desde una azotea cercana.
Los agentes del Servicio Secreto (que se ganó numerosas críticas por la enorme falla de seguridad que hizo posible el atentado) enseguida rodearon al presidente, quien tuvo el reflejo político de emerger con el puño en alto y afirmar en inglés fight ("luchen" o "luchemos"). Ese preciso momento se convirtió en una foto emblemática del intento de asesinato.
Tras un breve paréntesis de llamados a la unidad nacional, ante la gravedad de lo sucedido, republicanos y demócratas reanudaron la campaña y sus ataques. La convención republicana dejó patente el dominio de Trump sobre el partido. Eligió al joven senador JD Vance como compañero de fórmula.
En septiembre, el multimillonario volvió a ser objeto de un intento de asesinato en su campo de golf de Florida, aunque fue abortado mucho antes, ya que ni siquiera llegó a estar en el campo de tiro del hombre armado.
Semanas después, el republicano regresó a Butler para un gran mitin con Elon Musk, el hombre más rico del mundo y propietario de Tesla y SpaceX.
5. La renuncia de Biden a la candidatura demócrata
La cuestión de la edad de Biden seguía copando espacio en los medios. Se había convertido en la principal línea de ataque de los republicanos contra la candidatura a la reelección del presidente.
Pocos días después del fin de la convención republicana hubo otro inesperado cambio en el guion, en medio de las presiones en el seno del partido, Biden anunció su retiro de la contienda.
Una campaña extraordinaria se convertía ya en única, sumiéndose en lo desconocido. No era el primer presidente en abandonar sus aspiraciones de reelección, pero nunca había ocurrido tan tarde: después de ganar las primarias y a días de la convención del partido.
En un breve mensaje publicado en las redes sociales el 21 de julio, el presidente concedía a las presiones desatadas por las dudas sobre su estado físico y mental. Minutos después, anunció su apoyo a su vicepresidenta.
6. El ascenso de Kamala Harris
En apenas unas horas, Harris aglutinó los apoyos de las más relevantes voces en el Partido Demócrata y se erigió como la inevitable candidata. La entrada en la carrera de esta mujer negra de ascendencia surasiática, exfiscal y casi veinte años más joven que Trump supuso un vuelco crucial para los republicanos.
Trump vio su ventaja en las encuestas esfumarse. Llegó a quejarse de cómo se había producido el relevo y sugirió que debían devolverle el dinero invertido en hacer campaña contra el presidente.
Animada por una ola de entusiasmo, Harris fue confirmada en agosto en Chicago en una convención que se vivió con euforia: una muestra, el festival musical en que consiguieron convertir el históricamente aburrido 'roll call'.
La vicepresidenta eligió como compañero de fórmula a Tim Walz, gobernador de Minnesota, antiguo profesor y entrenador de fútbol americano convertido en político.
7. El debate entre Harris y Trump
El 10 de septiembre, Trump y Harris se enfrentaron en su primer —y a la postre último— debate. Salvo el propio candidato republicano presentándose ante los periodistas en el spin room (algo inaudito), resultó complicado encontrar a quien dijera que Trump había ganado.
El consenso general fue que Harris salió victoriosa. Lo reconocían incluso, aunque con reticencias, en medios conservadores. Los liberales incluso hablaron de paliza y celebraron cómo había sacado de sus casillas a su rival en los temas que más hieren su ego: su capacidad de convocatoria en sus mítines y su reputación internacional.
Trump lanzó sus ataques habituales, en particular sobre la inmigración y acusó a su rival de "marxista". Luego arremetió contra los moderadores, cuestionando su imparcialidad y su apariencia, en particular contra David Muir.
El republicano rechazó volver a debatir, pese a la insistencia de Harris, alegando que ya se había discutido lo suficiente y más adelante en campaña que era demasiado tarde porque había comenzado la votación anticipada. También afirmó que la demócrata quería otro porque había perdido, como boxeador que quiere revancha tras una derrota, llegó a decir.
En cualquier caso, aunque el debate fue seguido por más de 67 millones de telespectadores, no está claro que haya tenido impacto en la campaña. Los sondeos pronostican unas elecciones extremadamente reñidas.
8. Trump "encaja en la definición de fascista"
Más recientemente, un momento que llegó a amenazar con convertirse en la "sorpresa de octubre" fue la publicación de las declaraciones del exgeneral John Kelly calificando a Trump de "fascista".
En concreto, el hombre que más tiempo sirvió como jefe de gabinete de Trump en sus años en la Casa Blanca (un puesto que ocuparon cuatro) dijo en una entrevista con The New York Times que para él su antiguo jefe encajaba en la definición clásica de fascista.
“Con certeza, el expresidente está en la extrema derecha, seguro es un autoritario, “Prefiere el enfoque dictatorial en el gobierno”, agregó.
En un foro con votantes indecisos de Pensilvania organizado por CNN, Harris se sumó a lo dicho por Kelly diciendo que consideraba a Trump un fascista y además "un peligro para Estados Unidos".
Trump respondió desde su red social Truth Social, arremetiendo con insultos y alegando que se había inventado lo dicho.
9. El insulto a Puerto Rico en un mitin de Trump: "isla flotante de basura"
La cuestión de si Trump tiene tendencias fascista parecía concentrar los análisis de politólogos y observadores cuando llegó una inesperada polémica. Se produjo en el mitin de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York, icónica arena de su ciudad natal. Allí, su primer telonero, el humorista Tony Hinchcliffe se refirió a Puerto Rico como una "isla flotante de basura" en un supuesto chiste que indignó profundamente a votantes puertorriqueños y, de forma más amplia, latinos.
Lo extremadamente ofensivo de un comentario sin gracia tuvo el mérito de Nicky Jam, que le había apoyado en septiembre, se desmarcó del republicano.
El asunto tomó otro giro cuando el presidente Biden salió a defender a los boricuas refiriéndose a los seguidores de Trump como "basura", un desliz que los republicanos se apresuraron a intentar aprovechar.
Con información de AFP.
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