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Índice de masa corporal

¿Una nueva forma de definir la obesidad? Expertos globales proponen que el diagnóstico no se base únicamente en el IMC

Los nuevos criterios proponen medir la obesidad considerando otros factores como los metabólicos, genéticos y de composición corporal, entre otros.
Publicado 15 Ene 2025 – 05:04 AM EST | Actualizado 15 Ene 2025 – 05:04 AM EST
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Un grupo de expertos globales ha propuesto una nueva forma de definir y diagnosticar la obesidad, reduciendo el énfasis en el controvertido Indice de Masa Corporal (IMC).

Este nuevo sistema aún debe ser revisado y adaptado, pero promete transformar la forma en que se diagnostica y trata la obesidad.

"La idea de que la obesidad sea una enfermedad está en la base de uno de los debates más controvertidos y divisivos de la medicina moderna", resume el trabajo publicado el martes por un amplio de expertos en la prestigiosa revista The Lancet Diabetes & Endocrinology.

"El objetivo de esto es obtener una definición más precisa para que podamos dirigirnos a las personas que realmente necesitan más ayuda", dijo el doctor David Cummings, un experto en obesidad de la Universidad de Washington y uno de los 58 autores del informe.

La redefinición de la obesidad podría cambiar no solo los tratamientos médicos, sino también las políticas de prevención y los programas de salud pública a nivel mundial. Organizaciones como la OMS ya han mostrado interés en adoptar nuevos parámetros.

El IMC, una herramienta útil pero limitada para definir la obesidad

El Índice de Masa Corporal (IMC) ha sido el método más utilizado para diagnosticar la obesidad durante décadas. Su fórmula, que divide el peso entre el cuadrado de la altura, clasifica a las personas en rangos como “peso normal”, “sobrepeso” y “obesidad”, que se diagnostica por un IMC de 30 o más.

Esta fórmula matemática fue desarrollada en el siglo XIX por el estadístico belga Adolphe Quetelet y se popularizó a partir de la década de 1970 como una herramienta simple para clasificar a las personas según su peso corporal y evaluar riesgos de salud asociados, siendo ampliamente utilizado en estudios poblacionales.

Sin embargo, este sistema tiene limitaciones: no distingue entre grasa corporal, músculo o la distribución de la grasa, tampoco tiene en cuenta factores como la edad, el sexo o los antecedentes genéticos, por lo que, para muchos expertos, puede llevar a diagnósticos incorrectos o simplistas, y dejar fuera factores importantes que afectan la salud de manera única en cada persona.

Una visión más completa de la obesidad

La nueva propuesta del grupo de expertos globales considera múltiples aspectos de la salud, dejando atrás el uso exclusivo del IMC. Entre las herramientas sugeridas están el análisis de grasa visceral, que mide la grasa acumulada alrededor de los órganos (la más peligrosa para la salud), biomarcadores en sangre para evaluar el impacto metabólico, como los niveles de colesterol, insulina o glucosa y el uso de tecnologías avanzadas como escáneres corporales que muestran la distribución de grasa y músculo.

El enfoque también incorpora factores como la genética, los niveles hormonales y la actividad física, ofreciendo una evaluación más personalizada.

El informe presenta dos nuevas categorías de diagnóstico: obesidad clínica y obesidad preclínica.

Las personas con obesidad clínica cumplen con el IMC y otros marcadores de obesidad y tienen evidencia de problemas en órganos, tejidos u otros causados por el exceso de peso. Eso podría incluir enfermedades cardíacas, presión arterial alta, enfermedades hepáticas o renales o dolor crónico severo de rodilla o cadera. Estas personas serían elegibles para tratamientos, incluyendo intervenciones de dieta y ejercicio y medicamentos.

Las personas con obesidad preclínica corren el riesgo de sufrir esas afecciones, pero no tienen una enfermedad en curso, según el informe.

Un análisis preliminar sugiere que, según los nuevos criterios, aproximadamente el 20% de las personas que solían clasificarse como obesas ya no cumplirían con la definición y aproximadamente el 20% de las personas con importantes amenazas para la salud pero un IMC más bajo ahora se considerarían clínicamente obesas.

“No cambiaría drásticamente el porcentaje de personas que se definen como obesas, pero diagnosticaría mejor a las personas que realmente tienen un exceso de grasa clínicamente significativo”, puntualizó Cummings, citado por la AP.

Nuevo enfoque sobre la obesidad: críticas y desafíos

Las nuevas definiciones han sido respaldadas por más de 75 organizaciones médicas de todo el mundo, pero no está claro cuán amplia o rápidamente podrían adoptarse en la práctica. El informe reconoce que la implementación de las recomendaciones “conllevará costos significativos e implicaciones para la fuerza laboral”.

Un portavoz del grupo de seguros de salud AHIP, anteriormente conocido como America's Health Insurance Plans, dijo que "es demasiado pronto en este momento para evaluar cómo los planes incorporarán estos criterios en la cobertura u otras políticas".

Hay cuestiones prácticas a considerar, dijo por su parte la doctora Katherine Saunders, experta en obesidad de Weill Cornell Medicine y cofundadora de la empresa de tratamiento de la obesidad FlyteHealth. Medir la circunferencia de la cintura parece simple, pero los protocolos difieren, muchos médicos no están capacitados con precisión y las cintas métricas médicas estándar no son lo suficientemente grandes para muchas personas con obesidad. Además, determinar la diferencia entre la obesidad clínica y preclínica requeriría una evaluación de salud integral y pruebas de laboratorio, señaló.

"Para que un nuevo sistema de clasificación sea ampliamente adoptado, también tendría que ser extremadamente rápido, económico y confiable", dijo.

Revisar la definición de obesidad llevará tiempo, reconoció el doctor Robert Kushner, experto en obesidad de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y coautor del informe. “Este es el primer paso del proceso”, afirmó. “Creo que va a dar inicio a la conversación”.

Con información de AP, AFP.

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