El verdadero Indiana Jones era... ¿un ladrón de fósiles en Mongolia?
Mongolia está tratando de recuperar fósiles traficados en Estados Unidos; la historia incluye dinosaurios y al verdadero Indiana Jones, pero no se trata de una nueva película de Steven Spielberg.
Steven Spielberg creó dos de los productos más famosos en la cultura popular contemporánea: Indiana Jones en 1981 y Jurassic Park en 1993.
Indiana Jones era un arqueólogo y Jurassic Park promovió el interés en la paleontología. Ambos productos parecen estar separados y suceder en distintos universos, pero en la vida real podrían tener mucho en común.
En 1906, el explorador estadounidense Roy Chapman Andrews entró como conserje al Museo de Historia de Natural de Nueva York. En realidad era una máscara para pertenecer al personal del museo, pues no había vacantes.
Andrews se dedicaba a conseguir especímenes para el museo y se convirtió en uno de los exploradores más importantes de la historia de Estados Unidos, incluso considerado como un héroe científico.
Entre 1920 y 1930, el explorador realizó varias expediciones a Mongolia en las que hizo importantes hallazgos para la Paleontología, pues encontró el primer huevo de dinosaurio fosilizado.
Se dice que Roy Chapman Andrews inspiró a George Lucas y Steven Spielberg para crear a Indiana Jones, pues el aventurero era valiente y hasta utilizaba un látigo.
Andrews tenía permiso para explorar el país asiático y extraer los fósiles. Con el paso del tiempo, otras personas se sumaron a sus excavaciones e importaron numerosos restos de dinosaurios a Estados Unidos.
El explorador murió en 1960 y algunos intermediarios se quedaron con los permisos para excavar Mongolia; sin embargo, la línea entre exploración y saqueo se volvió muy delgada y Mongolia reclamó los fósiles.
Desde 1924, Mongolia tiene leyes que protegen los fósiles de ser extraídos de manera ilegal, pero muchos coleccionistas aprovecharon el fácil al país para excavar.
Estados Unidos desarrolló un ‘mercado negro’ de fósiles que se subastaban de manera ilegal por millones de dólares, en el cual incluso participaron figuras importantes de Hollywood.
En 2015, Nicolas Cage entregó voluntariamente el cráneo de un Tarbosaurus bataar, único en su especie, que obtuvo en una subasta de 2007 por 276 mil dólares, en la que superó a Leonardo DiCaprio y otras celebridades.
La fiscalía de Nueva York presentó un reclamo de decomiso civil del fósil, ya que argumentaban que había sido adquirido de manera ilegal, así que el actor tuvo que devolverlo.
El mismo Andrews subastó varios fósiles para financiar nuevas expediciones y el paradero de los restos es desconocido.
Aunque los implicados en el tráfico de fósiles eran muchos, todas las investigaciones llevaban a una sola persona: Eric Prokopi, un coleccionista declarado culpable por la obtención ilegal de fósiles.
El fósil de Nicolas Cage fue subastado por una galería que obtuvo el cráneo a través de Prokopi y el coleccionista también poseía un esqueleto de Tiranosaurio que subastó en 2012 por un millón de dólares.
El fiscal de Manhattan, Preet Bharara, etiquetó a Prokopi como «un mercado negro de un solo hombre en fósiles prehistóricos», ya que él era el mayor proveedor de fósiles en Estados Unidos.
A pesar de que las pruebas apuntaban a Prokopi como culpable, el coleccionista argumentó que todos sus fósiles llegaron a Estados Unidos a través del Reino Unido, por lo que él solo fungió como intermediario y solo pasó tres meses en prisión.
Las autoridades mongolas han trabajado durante décadas para recuperar los fósiles, que ahora son considerados patrimonio cultural, traficados en Estados Unidos.
En los últimos 10 años, Mongolia ha recuperado más de 50 cajas de fósiles y abrieron un museo dedicado a restos de dinosaurios para que la población conozca la prehistoria de su país.
La última recuperación importante fue una caja que viajó en un avión cargado de insumos médicos para ayudar a la lucha contra el coronavirus en Mongolia y que también llevaba 255 pasajeros mongoles varados en Estados Unidos.
Las autoridades de Mongolia no están tratando de borrar el nombre de Roy Chapman Andrews de la historia, sino de rectificar sus actos que, aunque estaban en favor de la ciencia, fueron hechos con una mentalidad colonial, según las autoridades.
Además, el Reino Unido también está bajo investigación pues fue el intermediario de los fósiles traficados y, hasta el momento, no han tomado partido en la búsqueda y recuperación.
Por el momento, Mongolia trata de incentivar el interés en los dinosaurios para que las nuevas generaciones sepan que su país es rico en fósiles y no son criaturas exclusivas de la cultura popular de Estados Unidos.
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