Conoce las 'granjas de cuerpos': suenan a peli de terror, pero son una herramienta de la ciencia
Existen lugares conocidos como granjas de cuerpos humanos que lucen aterradores, pero tienen un propósito científico valioso.
La mayor parte de la gente que muere lo hace en hospitales, lugares de retiro, sitios especiales para recibir a gente en fase terminal. Por lo tanto, después de fallecer son preparados por un servicio funerario para llevar a cabo un ritual de despedida.
Los cadáveres son maquillados con látex e inyectados con formol, alcohol y otros químicos para darle un buen aspecto al cuerpo. Después de eso son cremados o enterrados.
En el caso de los entierros, los cuerpos son encapsulados en ataúd para colocarse bajo tierra por toda la eternidad. Se sabe que eventualmente los cuerpos se descomponen, pero hasta hace relativamente poco, era una proceso desconocido.
Es por eso que se crearon las granjas de cuerpos: lugares donde los cadáveres están al aire libre y son estudiados por científicos para entender los distintos procesos de descomposición.
La idea de una granja de cuerpos fue propuesta por William Bass, un médico forense que ayudó a resolver un supuesto crimen en los 70, pues sospechaban que un cuerpo había sido reemplazado de la tumba.
La cripta pertenecía al coronel William Shy, quien murió durante la Guerra Civil, pero su tumba estaba alterada y el cuerpo dentro de ella lucía fresco.
La policía y Bass pensaron que el cuerpo había sido cambiado; sin embargo, el análisis de los dientes confirmó que se trataba del coronel Shy y que su cuerpo fue conservado gracias al cierre hermético del ataúd de metal.
Después de la confusión, Bass se convenció de que se necesitaban más estudios científicos sobre la descomposición de cadáveres, por lo que fundó la primera granja de cuerpos humanos en la Universidad de Tennessee.
Antes de que la gente pudiera donar su cuerpo a la ciencia, Bass trabajó con cadáveres no reclamados para estudiar el proceso de descomposición mediante la temperatura o la exposición a la luz, lo cual más adelante podría dar pistas a la policía sobre muertos encontrados.
En la actualidad, existen varias granjas de cuerpos en Estados Unidos, Australia y Canadá, en las cuales se estudian los diferentes procesos de descomposición y se capacita a investigadores forenses, incluido el FBI, para manipular un cadáver en una escena del crimen.
El proceso varía dependiendo de los objetivos de cada investigación; sin embargo, las granjas son similares y funcionan casi de la misma manera: tienen cuerpos en jaulas en un terreno al aire libre, guardados en cajuelas de autos o sumergidos en agua.
Cuando un cuerpo llega a la granja es fotografiado, medido y sometido a análisis de sangre. Después del procedimiento, empieza el proceso de descomposición.
Los investigadores deciden si el cuerpo será expuesto al sol, a la sombra, sumergido, guardado en un auto o enterrado. Dependiendo de las condiciones, el cuerpo experimenta diferentes procesos.
Los cuerpos que son expuestos al aire libre son encerrados en jaulas para evitar que sean comidos por animales carroñeros; no obstante, eso no evita que la descomposición natural atraiga a colonias de insectos para devorar la carne hasta los huesos.
Los científicos han descubierto que los cuerpos inician un proceso en el que se llenan de gases por la proliferación de bacterias que cambia el color de la piel y la sangre.
Después la piel se desprende como si fueran capas de cuero, lo cual permite que los fluidos y gases emanen del cadáver. Finalmente, el cuerpo se encoge al ser devorado por insectos y se degrada con la vegetación.
Los cadáveres pueden ser expuestos durante semanas, meses o incluso años, dependiendo de las necesidades científicas.
Gracias a las granjas de cuerpos, los científicos han descubierto la manera de determinar cuánto tiempo lleva un cuerpo en descomposición. Asimismo, han encontrado cuerpos enterrados por la vegetación que florece y ahora saben que un cuerpo puede moverse hasta un año después de la muerte.
Todas las granjas se encuentran en medio de algún bosque, rodeadas de vallas y anuncios para evitar que alguien se acerque y se lleve una sorpresa con los cadáveres.
Las granjas de cuerpos humanos suenan y pueden ser un lugar terrorífico, pero son de gran utilidad para la ciencia forense.
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