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buen humor

6 cosas que inevitablemente nos pasan cuando se nos hace tarde para el trabajo

Publicado 24 Jul 2018 – 05:27 PM EDT | Actualizado 24 Jul 2018 – 05:42 PM EDT
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Vivimos en una época donde se vive a mil por hora, tenemos muchísimas responsabilidades en el trabajo y además debemos dividir nuestro tiempo entre la pareja, la familia y esas múltiples actividades que nos alegran la vida, como practicar algún deporte, ver nuestra serie favorita o jugar videojuegos.

Con tanto por hacer, es normal que sacrifiquemos algunas horas de sueño por diversión extra, lo cual está bien, excepto cuando tu despertador no suena, te despiertas tardísimo y tienes que hacer milagros para llegar puntual al trabajo. Cuando eso ocurre, es inevitable que pasemos por las siguientes situaciones, que en el momento nos enloquecerán pero al ver en retrospectiva son bastante graciosas.

1. Bañarnos parcialmente

Te despiertas repentinamente, te das cuenta que la alarma no sonó y ya es tardísimo para el trabajo. De un salto dejas la cama, corres a bañarte, abres la llave de agua y oh sorpresa ¡no hay agua caliente! No tienes tiempo ya, por eso tomas todo el valor del mundo y te preparas para bañarte con agua fría, aunque sea diciembre y casi esté nevando.

Cuando el agua toca la punta de tu dedo del pie, te das cuenta que no vas a lograrlo, así que tomas la decisión más rápida para tomar un baño parcial; es decir, solo lavarte la cara y limpiarte los brazos con unas toallitas húmedas, ¡es que ya no hay tiempo!

2. Arreglarnos al aventón

Sales del baño corriendo, abres el clóset y tomas prendas al azar: la falda con animal print, la blusa con estampado de flores y los leggins naranjas. El pantalón de mezclilla que se ve menos sucio, con esa camisa hawaiana y zapatos de vestir, ¡ya no hay tiempo para la lógica del glamour! Cuando terminas de vestirte, notas que tu outfit es espantoso al grado de que tus calcetines no son pares y ya no te importa, la siguiente escala es en la cocina.

3. Mancharnos al desayunar

Llegas a la estufa en 2.5 segundos, preparas un huevo con jamón en el sartén y ya ni le quitas el pedazo de cascarón que se fue, al fin y al cabo dicen que es calcio. Te sientas en la mesa todo apresurado, te armas un sabroso taco con salsita y en la primer mordida, ¡splash! La salsa escapa de la tortilla, se resbala por la comisura de tus labios y cae en tu ropa, ¡ahora tienes que cambiarte de nuevo!

4. Maquillarnos a la carrera

El nuevo cambio de ropa te ha quitado minutos valiosos, te colocas frente al espejo más cercano de la casa para iniciar una sesión express de maquillaje. Tomas el delineador y en pocos segundos tu ojo derecho queda con un cat eye impecable, pasas al lado izquierdo y ¡oh no! Por alguna extraña razón nunca te queda igual. Después de dos intentos, tomas una toallita húmeda y te limpias ambos ojos, ya habrá otro día para el cat eye.

5. Olvidar el tupper o el gafete godín

Después de superar como un campeón todos estos problemas, sales de casa corriendo. Y mientras vas camino a la oficia, ¡el horror! Te das cuenta que olvidaste tu tupper y el gafete godín de a la oficina, ¡no ahora por favor! No hay de otra. Hay que regresar por las 2 cosas, porque sabemos que es horrible tener que registrarse en la entrada y la verdad es que te saboreabas tu comida desde ayer.

6. Darnos cuenta que es sábado y no trabajamos

Cuando vas de regreso a casa te das cuenta que todo está misteriosamente tranquilo. Observas la fecha en tu teléfono y empiezas a reír como desquiciado. Te das cuenta que es sábado y no tienes que ir a la oficina. ¡Tanta prisa para nada! Abres la puerta, dejas tus cosas en el sillón más cercano y te tiras en la cama ¡que nadie te despierte hasta el lunes!

Aunque no lo parezca, ir al trabajo es una aventura que se repite día a día y en algún momento nos tocará pasar por alguna de las situaciones antes descritas. Por ello, te recomendamos que siempre arregles tu outfit y lo que llevarás a la oficina desde la noche anterior, además de tener a la mano unas buenas toallitas húmedas que te salvarán en caso de que alguna mancha salvaje aparezca.

Somos Huggies® Simply Clean, las toallitas húmedas que llegaron para salvarte de los pequeños grandes desastres.

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