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Crímenes

Planificó un falso robo para cambiar las armas de su padre por drogas. No funcionó

Matthew Lindquist contrató a dos hermanos para falsificar un hurto en su casa y terminó asesinado junto a sus padres. Las autoridades lograron identificar a los culpables
4 Jun 2018 – 10:10 AM EDT
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Matthew Lindquist estaba seguro de que su idea era perfecta. Días antes del 20 de diciembre, al joven de 21 años se le ocurrió que podía cambiar las armas de su padre por drogas y por eso elaboró un plan para fingir un robo en la casa de sus padres, con la intención de culpar a "dos hombres negros", según el reporte judicial.


Los cómplices, un hombre y una mujer, debían esperar a que el padre de Lindquist se durmiera para buscar las armas y una vez concluido el intercambio, amarrarían a Matthew una silla para darle mayor autenticidad a la escena, señaló The Washington Post.

Nada salió según lo planeado


Ya en la mañana del 20 de diciembre, Matthew Lindquist debió estar nervioso e impaciente. Enviaba mensajes a cada momento a sus cómplices, con las mismas instrucciones: que llegaran tarde, que apagaran las luces del carro, que subieran silenciosamente hasta la casa.

Y nada resultó como lo habían planificado. Primero, los falsos ladrones llegaron más tarde de lo acordado. Mientras el auto rodaba con las luces apagadas, Lindquist se subió al asiento trasero y preguntó por sus drogas. El hombre le respondió que no las tendría hasta que él obtuviera lo que le había prometido: las armas.

Continuaron discutiendo más detalles sobre el falso robo. Pero Matthew Lindquist entró en pánico, se arrepintió de su plan, bajó del automóvil y trató de huir. El hombre lo persiguió con un machete y lo golpeó en la parte posterior de la cabeza. Lo amenazó con atarlo de verdad, con corbatas y cinta adhesiva sobre su boca, si no se calmaba.

Lejos de tranquilizarse, comenzó a "gritar y enloquecer". Fue entonces cuando el hombre le dio varias puñaladas y le ordenó a la mujer que continuara el trabajo. Ella lo hizo diez veces más.

Así murió Mattew Lindquist sin saber que, un poco mas tarde, también su padre y su madre correrían con la misma suerte, las armas serían robadas y la casa incendiada.

Toda la historia es siniestra


Este caso ha podido ser reconstruido para los registros judiciales gracias a los mensajes de texto encontrados en el teléfono de Lindquist y a la declaración jurada de 17 páginas, de la primera persona detenida.

Durante meses, el cuerpo de Matthew estuvo desaparecido. Por esa razón, desde el 28 de diciembre, la Policía del Estado de Connecticut lo consideraba sospechoso de la muerte de sus padres y había pedido ayuda a la comunidad para encontrarlo.

El 5 de mayo, un cuidador de mascotas encontró su cadáver en el bosque, a solo 1,500 pies de su casa. Según el diario local The Hartford Courant recibió 40 puñaladas.

Ya desde enero, las investigaciones también se habían centrado en los hermanos Ruth y Sergio Correa, después de que Policía del Estado de Connecticut descubriera los mensajes de texto en el teléfono de Matthew Lindquist.

Primero entrevistaron a Sergio Correa, informó The Hartford Courant, pero el hombre aseguró no estar relacionado con el crimen.

Ruth Correa, en cambio, fue arrestada el 12 de mayo, un un día después de su entrevista con las autoridades. Su fianza es de $ 2.5 millones Está acusada de asesinato, incendio provocado en primer grado, invasión de vivienda y robo en primer grado, por un tribunal superior de New London, señaló The Washington Post. No tiene antecedentes penales.


Se pudo confirmar que es la hermana adoptiva de Sergio Correa. Su padre, Pablo Correa, es un oficial del Departamento de Corrección de Connecticut. Su declaración hizo posible concluir con la reconstrucción de los hechos.

Con un final aterrador


Una vez asesinado Matthew Lindquist, los hermanos continuaron con el plan inicial de robo -no falso- de armas y entraron en la casa, seguros de que encontrarían abierta la puerta del sótano.


No contaban con que allí estarían el padre de 56 años, Kenneth Lindquist y, poco después, la madre de 61 años, Janet. Cuenta Ruth Correa que su hermano los asesinó antes de incendiar la casa y después de haber robado mucho más que las armas. Huyeron en el carro de la familia.

Janet Lindquist murió de "violencia homicida con heridas de impacto contundente en la cabeza" e inhalación de humo, lo que significa que estaba viva cuando le prendieron fuego a su casa.

Kenneth Lindquist murió de "violencia homicida con fractura de cráneo y lesiones cerebrales traumáticas". No se encontró humo en sus pulmones, lo que indica que estaba muerto antes de que comenzara el incendio.

Mientras la Policía Estatal de Connecticut y el Departamento de Bomberos de Griswold estaban en la casa envuelta en llamas -alrededor de las 5:45 am, casi al mismo tiempo, a 40 millas de distancia, la policía en Glastonbury reportaba el incendio de un vehículo registrado a nombre de Matthew Lindquist. No tardaron en darse cuenta de que ambos incendios estaban conectados.

La sangre fría de un asesino


Sergio Correa, de 26 años, no ha sido acusado todavía en este caso. Pero según las declaraciones de su hermana, es el culpable de la mayor parte de la violencia en esta historia.


Desde febrero está en prisión por tres violaciones a su libertad condicional. Su historial criminal incluye condenas por robo e incendio premeditado, de acuerdo con los registros judiciales.

La fianza se fijó en $ 100,000 para cada caso y $ 50,000 por el cargo de posesión de drogas en el momento de su arresto más reciente.

Fue detenido dos veces en 2008. Según The Hartford Courant, en 2011 había sido sentenciado a 20 años y suspendido después de cumplir 10 años, con 3 de libertad condicional. Se desconoce la fecha en que había sido liberado de la prisión.


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