La luz que creíamos era defensiva en algunos peces, quizá sea una amenaza
Los elefantes marinos son uno de los depredadores más temidos en el océano y los mecanismos de defensa de sus presas podrían no ser tan efectivos como se pensaba.
Las miroungas, elefantes marinos o focas elefante son animales que llegan a medir hasta 6 metros de largo y pesar 4 toneladas, lo que las convierte en uno de los depredadores más temidos por los peces.
Las focas elefante se alimentan de todo tipo de peces y algas, pero tienen un gusto particular por animales que se mueven cerca del fondo del mar.
Los biólogos han encontrado que a las focas elefante les gusta cazar peces linterna y calamares. Ambas especies son animales bioluminiscentes, una característica celular que los hace emitir luz como un mecanismo de defensa.
Debido a que ambas especies se convirtieron en una presa fácil de las focas, un grupo de investigadores se preguntó si la luz que emitían realmente era un mecanismo de defensa o ayudaba a sus depredadores a encontrarlos más rápido.
Para averiguarlo, los científicos adaptaron sensores sumergibles a una familia de focas para observar cómo cazan en el fondo del mar.
Los investigadores instalaron un kit de sensores de luz en etiquetas impregnadas a cinco focas en las Islas Kerguelen en la Antártida y recuperaron cuatro sensores después de dos meses.
Las grabaciones revelaron que las madres hambrientas viajan hasta 3,000 kilómetros y se sumergen desde 79 hasta 719 metros.
Los animales bioluminiscentes generan destellos muy rápidos; usualmente de menos de un segundo; por lo que los sensores debían ser especiales y lograron capturar más de 2,000 destellos.
Los investigadores notaron que los destellos se hacían más frecuentes cuando las focas se acercaban a sus presas, lo cual era la alerta del mecanismo de defensa.
No todos los animales tuvieron éxito al huir de las focas, pero las depredadoras tuvieron más éxito cazando calamares y peces que no destellaron en comparación con aquellos que sí lo hicieron.
Sin embargo, algunas focas más inteligentes descubrieron el mecanismo de los animales: lanzaban ataques falsos para que sus víctimas se delataran y los cazaban más fácil.
La investigación determinó que los animales que emiten luz se adaptaron para brillar de acuerdo a sus necesidades de escape, pero para algunos de ellos ha resultado contraproducente.
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