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Inmigrantes indocumentados

“Un operativo de ICE me enfermó”: cómo la ansiedad por las deportaciones afecta la salud de los migrantes

Distintos reportes coinciden en que el temor a las redadas migratorias ha tenido un impacto negativo en la vida cotidiana de las personas sin papeles. Experimentan depresión, ansiedad, estrés y otros trastornos mentales.
17 Feb 2018 – 03:51 PM EST
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Agentes de ICE llegan a una casa en Los Ángeles durante un operativo realizado en febrero de 2018. Crédito: ICE

LOS ÁNGELES, California.- ‘José’, cuyo nombre real se oculta para no afectar su proceso migratorio, no ha vuelto a ser el mismo desde que agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) se presentaron en su compañía, una de las casi 200 empresas en Los Ángeles, el valle central y el norte de California que en días recientes han sido auditadas para identificar y deportar a trabajadores indocumentados.

Cuando los funcionarios de ICE entraron hace dos semanas a la instaladora de techos y es solares en la que José ha trabajado durante varios años, él andaba en lo suyo, lejos de ahí. Un compañero le advirtió por teléfono que “los de ‘la migra’ llegaron pidiendo que firmaran algo” y le sugirió no acercarse. Al avisarle a quienes estaban en la bodega, varios huyeron por la puerta trasera.

Los que como José siguen trabajando en esta compañía han cambiado sus hábitos y toman varias medidas precautorias. Llegan más temprano, vigilan la calle buscando coches de ICE, cierran la bodega para que no los sorprenda un operativo, preguntan a través de mensajes de texto si “es seguro” llegar a cargar el material que necesitan para las instalaciones y se van lo más pronto posible.

Tanta presión mental comenzó a minar la salud de José, quien nació en México hace 33 años.

“Empecé con agitación del corazón y dolor de pecho. Sintiendo que estaba muy preocupado, sentía miedo y se me venían a la mente mis hijos llorando y mi esposa. ¿Qué pasaría? ¿Qué iban a hacer ellos?”, dice este inmigrante. “Pensaba en la casa, en la renta, en la comida, en mi familia, en que ya no quería volver a pasar por la frontera”, agrega este padre de dos estadounidenses de 11 y 3 años, y quien es el único sustento en su hogar.

José asegura que varios de sus compañeros no regresaron al trabajo, algo similar a lo que ocurrió en una distribuidora de cítricos en el valle central californiano, que de la noche a la mañana perdió unos 90 empleados por miedo a terminar en las cárceles de ICE. La empresa de José, cuyo nombre se omite por petición de este inmigrante, no confirmó si su nómina se ha reducido debido a la auditoría de ICE.

La amenaza de una deportación le quitó el sueño a José, que pasa las noches pensando en que su trámite migratorio que inició hace cuatro años se puede venir abajo. Su abogado le advirtió que incluso estando tan cerca de una cita migratoria en el Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, en México, su proceso se vería afectado si por alguna razón terminaba bajo custodia federal.

Por eso, José se desmoronó emocionalmente y hace unos días fue a parar a la sala de urgencias de un hospital. “Sentí un dolor de pecho muy fuerte. Uno piensa: qué tal si es un paro cardiaco. Los doctores me dijeron que tuve ataques de ansiedad”, contó este hombre que ahora toma pastillas recetadas que lo han calmado un poco, pero han afectado su sistema digestivo. “Tengo tres días sin comer bien”.

Ante sus problemas de salud, su conclusión es la siguiente: “Un operativo de ICE me enfermó”.

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Bebés pequeños y niños deprimidos

El estudio más reciente, divulgado en noviembre, concluye que el 82% de los mexicanos indocumentados que viven en la frontera entre California y México sufre por incidentes traumáticos, un índice alarmante comparado con el resto de la población de EEUU. Esta investigación realizada por Rice University alerta que el 47% de los entrevistados padece de angustia psicológica clínica grave y alrededor del 33% relató que había experimentado al menos seis acontecimientos que le dejaron un choque emocional, entre estos las deportaciones de familiares.

Por su parte, un artículo publicado en abril de 2017 por la revista científica Nature examinó cómo el estrés que sienten las mujeres ante las redadas de ICE impacta en el bajo peso con el que nacen sus hijos. Aunque este análisis se enfocó en las madres afectadas por una redada registrada en Iowa en 2008, su conclusión es reveladora: tras ese traumático incidente las madres latinas eran 24% más propensas a dar a luz a infantes de bajo peso.

Los hijos de los inmigrantes también están padeciendo las secuelas. Según un estudio que la Kaiser Family Foundation elaboró poco después del triunfo electoral de Trump señala que los niños, independientemente de su origen y estatus legal, temían ser separados de sus padres.

Pediatras de varias ciudades reportaron haber visto aumentos en pacientes infantiles con trastornos de sueño y alimentación, ansiedad, depresión y estrés que, según dijeron, han sido causados por la agresiva agenda migratoria de Trump. Indicaron que estos problemas podrían conducir a un aumento en los casos de obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, depresión severa y ansiedad en adultos.


Cerca de seis millones de niños estadounidenses menores de 18 años viven con un padre o un familiar que es indocumentado, según un reporte del American Immigration Council, el cual alerta que el ‘estrés tóxico’, al cual han estado expuestos muchos hijos de indocumentados, puede dañar un cerebro en desarrollo y afectar negativamente la salud.

“El riesgo de un niño de tener problemas de salud mental como depresión, ansiedad y angustia psicológica se incrementa después de la detención y/o deportación de uno de los padres”, señala un informe que el grupo publicó en marzo de 2017.

Cuatro meses después, el Center for American Progress divulgó un reporte enfocado en los dreamers, el cual concluye que el estrés y la inseguridad económica, ambos ligados a las redadas migratorias, pueden desviar el futuro de los niños indocumentados y de aquellos con padres que no tienen papeles.

Vulnerables a la estafa

Pero las emociones negativas que experimentan los inmigrantes vienen de lejos. Un estudio que publicaron en 2011 la Universidad de California en Davis y el Instituto Nacional de Psiquiatría de México reveló que los mexicanos de entre 18 y 25 años que emigran a EEUU tienen hasta cuatro y media veces más de probabilidades de sufrir depresión y ansiedad que sus compatriotas de la misma edad que se quedan en su país.


Para el psicólogo Edgar Villamarín, los hombres y las mujeres indocumentados experimentan reacciones distintas ante los operativos de ICE. Ellos tienden a padecer ansiedad; y ellas, depresión. Ambos grupos, advirtió, son propensos a caer en las garras de los defraudadores, por la necesidad de aferrarse a una promesa o una seguridad, aunque estas sean falsas.

“Es un período de ansiedad en que la gente toma decisiones impulsivas, que no tienen buenos resultados a largo plazo”, dijo Villamarín. “Tienes que pensar que eres el adulto, que tienes la responsabilidad de ser el pilar de la casa. Sabemos que tenemos problemas, pero tenemos que hacer lo necesario para que esto tenga el menor impacto posible. Los niños se calman cuando tú te calmas”, agregó.

José, el mexicano que ha sufrido ataques de ansiedad tras la visita de ICE a su compañía, ha pensado en renunciar a su trabajo e inclusive mudarse a otra ciudad. No quiere que lo encuentren tan fácil. Regresar a México no es una opción. Un amigo que se fue resultó asesinado a tiros por el narco.

Al ser cuestionado sobre por qué decidió exponer su caso, José menciona que lo hizo para que se sepa que se está creando un problema de salud pública. “Al menos sabrán lo que nos está pasando”, dice.

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