Niños sin nombres, mascotas muertas y casas repletas de basura: los misterios de la familia Turpin
LOS ÁNGELES, California. - A medida que las autoridades comienzan a desenredar los misterios de décadas de abusos y atrocidades que sufrieron los 13 hijos de David y Louise Turpin, una pregunta sigue sin respuesta: ¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta nunca de lo que en realidad sucedía detrás de las puertas de la casa de esta familia’?
Desde el pasado 14 de enero cuando las víctimas—cuyas edades van desde los 2 a los 29 años— fueron rescatadas de la residencia donde sus padres presuntamente los mantenían atados con cadenas, sin comer prácticamente y sin poder siquiera bañarse, varias personas han hablado con los medios sobre los extraños comportamientos que observaron al cruzarse alguna vez con la familia Turpin.
Relatos de las condiciones insalubres dentro de los hogares que habitaron, los horarios inusuales que tenían y la conducta de los menores han salido poco a poco a la luz pública, aumentando las inquietudes de las autoridades y las comunidades donde por años vivieron los acusados.
Algo que prevalece entre las múltiples crónicas de los parientes, vecinos y conocidos de los Turpin es el remordimiento por no haber percibido lo que encubría el hermetismo de la rara familia. Asimismo, muchos lamentan no haber alertado a las autoridades antes (aunque sea por detalles que parecían insignificantes en su momento), una acción que quizás hubiese prevenido años de abusos.
"Está muerta para mí"
Teresa Robinette, una de las hermanas de Louise Turpin, dijo en una entrevista con la cadena NBC, que por un tiempo se le permitió comunicarse con sus sobrinos a través de Skype, la aplicación para hacer llamadas telefónicas con video.
"Eran muy amables, pero eran conversaciones muy extrañas porque no eran muy habladores", recordó Robinette. Con el paso de los años esas llamadas fueron cambiando, añadió la mujer. Su hermana solo le permitía hablar con dos o tres de los menores a la vez y finalmente esa comunicación llegó a su fin.
Robinette perdió el o con los niños cuando la familia se trasladó de Texas a California en 2010. Luego de recibir la noticia de las acusaciones en contra de la pareja, su relación con su hermana cambió irreversiblemente: "está muerta para mí".
"Nuestra esperanza es que todos puedan llevar algún tipo de existencia normal o feliz", agregó sobre sus sobrinos.
El relato de Robinette coincide con las declaraciones hechas por Elizabeth Flores, otra hermana de la acusada.
Flores afirmó que por años pidió arse con sus sobrinos, pero que siempre se lo negaban. También reveló que vivió con la pareja cuando estudiaba en la universidad y que durante ese lapso David Turpin la obervaba cuando ella se bañaba.
Nunca reportó este extraño comportamiento porque estaba "joven y tenía miedo".
Por su parte, Betty Turpin, la abuela paterna de los niños, declaró en una entrevista con la organización Southern California News Group que los Turpin eran "como cualquier familia ordinaria".
La anciana, de 81 años, explicó que el núcleo familiar parecía tener una buena relación y que los menores se referían los unos a los otros con el apodo 'cariño'.
Asimismo, la abuela expresó su asombro ante las acusaciones en contra de su hijo, David. "Siento que eran cristianos modelo. Es difícil creer todo esto. Con el paso de los años, (solo) el Señor sabrá lo que sucedió", reflexionó.
"Eran personas realmente misteriosas"
Ricky Vinyard fue vecino de los Turpin por varios años en el estado de Texas y recordó sus intercambios con la familia en una historia publicada por el periódico Los Angeles Times.
"Cuando se mudaron, eran personas realmente misteriosas. No nos hablaron, ni socializaron", relató.
El padre de familia expuso que la pareja y sus hijos (ocho en aquel entonces) no salían de su hogar con mucha frecuencia, mantenían las luces prendidas a toda hora y las persianas siempre estaban cerradas.
Este vecino contó que David Turpin acostumbraba salir a su patio con una pistola y practicaba disparándole a latas vacías. La familia ubicó un contenedor de basura en las afueras de la propiedad y cuando este se rebasó, echaban los desechos en una casa rodante.
Una Navidad, según dijo Vinyard, la familia llegó con ocho bicicletas nuevas para los niños, pero estas permanecieron en la intemperie y sin uso hasta que comenzaron a dañarse.
"A medida que pasaba el tiempo, las cosas iban empeorando", afirmó.
Barbara Vinyard, la hija de Ricky, quien ahora tiene 19 años, también compartió sus interacciones con sus vecinos. "Sabía que eran realmente extraños, pero estaba dispuesta a superarlo para ser amigos", recordó la joven.
Sin embargo, sus intentos por establecer una amistad con los pequeños Turpin nunca dieron frutos. Los niños no querían compartir sus nombres y murmuraban que no tenían permiso para hablar con los demás y hasta llegaron a cerrarle la puerta en su cara, recuerda Barbara.
La joven dijo que no expresó lo que vio en su niñez porque en las zonas rurales se acostumbra respetar la privacidad de los demás. No obstante, el arresto de los Turpin en California la hizo dudar de sus acciones. "Me hizo pensar que no puse de mi parte como persona", lamentó.
Asimismo, su padre Ricky recuerda que él y su esposa contemplaron alertar a las autoridades sobre el extraño comportamiento de David y Louise Turpin. La pareja optó por guardar el silencio para evitar cualquier enfrentamiento, especialmente porque sabían que el hombre estaba armado. "Me siento bastante culpable de que no los hicimos".
Dentro de la casa en Texas, los nuevos propietarios hallaron los cadáveres de perros y gatos, basura "hasta la altura de la cintura", pañales sucios, colchones en el piso.
"Todo tenía candados: los closets, un contenedor de juguetes, el refrigerador", detalló Billy Baldwin, el hombre que compró la casa que habitaron los Turpin.
El nuevo inquilino también encontró una colección de fotos Polaroid. Una de estas mostraba una cama con un riel de metal que tenía una cuerda atada a ella: una imagen premonitoria de lo que se hallaría años después en Perris, California.
Este martes, la cadena ABC reportó que la familia Turpin estaba a punto de mudarse de California a Oklahoma cuando fueron descubiertos por la Policía. De acuerdo con múltiples fuentes citadas por el medio local, David Turpin había sido transferido en su trabajo con Northrop Grumann, una compañía de tecnología aeronáutica y de defensa, donde trabajaba como ingeniero. Al parecer había cajas en los cuartos y los corredores, lo que coincide con esta información.