Nelson Comandari, 'El Padrino' de la MS-13 acusado de asesinar a más mareros que ningún otro pandillero

A bordo de un vehículo que circulaba por el sur-centro de Los Ángeles el 22 de enero de 2003 iban cuatro pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13). Su misión era entregar droga. Al salir de un callejón el conductor, Erick Amaya Flores, alias 'El Moreno', y su novia Ileana Lara, a quien le decían 'La Mousey', recibieron múltiples impactos de bala y murieron en la escena.
"Dicen que 'La Mousey' se iba pintando la uñas cuando los dos que iban atrás los mataron", relata Jorge Pineda, un expandillero de la MS-13 que asegura que hace 15 años se volvió colaborador de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y luego estuvo en el programa de testigos protegidos.
Pineda, apodado 'El Dopey', dice que cuestionó sobre estos crímenes a quien entonces era el jefe de la pandilla en Los Ángeles, Nelson Agustín Martínez Comandari. Según su relato, este le respondió: "Mirá, perro, es que ellos rebajaban los dulces (droga) y cuando le llegaban al del cumpleaños (otro pandillero) ya no estaban correctos. Hice lo que tenía que hacer".
Los homicidios de 'El Moreno' y 'La Mousey' son parte de una extensa acusación interpuesta en 2004 en contra de Comandari en una corte federal en Nueva York. Las autoridades lo vinculan con al menos nueve asesinatos en el área de Los Ángeles y alegan que conspiró para tratar de matar a otras cinco personas . Casi todas sus víctimas han sido identificadas como de la Mara. Expertos en pandillas coinciden en que nadie le ha quitado la vida a tantos mareros en EEUU.
Sus crímenes supuestamente ocurrieron entre noviembre de 1999 y diciembre de 2004, el período en que Comandari tuvo el mando. Entonces, la MS-13 se extendía a distintas ciudades del país valiéndose de las ganancias por la venta de narcóticos. La Fiscalía alega que él coordinó la distribución de droga en California, Nueva York y Nueva Jersey. Pero el caso no ha sido llevado ante los tribunales.
"El Comandari era un bato (tipo) que si tenía que matarte a vos te mataba", afirma Pineda, quien dice haber sido la mano derecha de este pandillero que emigró de El Salvador a finales de la década de 1990.
A pesar de este largo historial delictivo, Comandari se ha vuelto casi un fantasma y –aparentemente– no ha sido juzgado. El último dato oficial que hay sobre este hombre es que fue arrestado en Texas en febrero de 2005 por agentes de la istración para el Control de Drogas (DEA) por cargos relacionados con narcotráfico en Nueva York. A esa zona él mismo llevó droga y trató de mandar cinco kilos de cocaína.
Pero el Buró federal de Prisiones (BOP) asegura que no está recluido en ninguno de sus 122 penales. Mientras que el Departamento de Justicia (DOJ) no aclara si este pandillero cumple alguna condena, está prófugo o lo han puesto bajo el programa de testigos protegidos de los US Marshals, una teoría que varios manejan. "Declinamos comentar", dijo Nicholas Biase, vocero del DOJ en Nueva York.
"Subió como la espuma"
Comandari nació en el seno de una familia pobre en El Salvador el 29 de agosto de 1977. Antes de emigrar a California en 1996, cuando tenía 19 años, lo arrestaron por posesión de droga y portación de un rifle de asalto. En esos años era el líder de una banda que se dedicaba al robo de autos y al contrabando de narcóticos y armas de fuego. Sus biógrafos afirman que huyó a EEUU después de intentar asesinar a su abuelo paterno, Agustín Martínez Varela, un político de derecha.
Pineda cuenta que él fue el primer marero de Los Ángeles al que le presentaron al Comandari. Era 1997 y aquel tenía solo dos semanas de haber llegado de Centroamérica, donde ingresó a la MS-13. "Al rato vamos a hacer negocios, solo quería conocerte", recuerda que fueron sus primeras palabras.
A los pocos meses, narra Pineda, aquel joven de unos 20 años ya había hecho lazos con la Mafia Mexicana, que desde las cárceles controla las actividades ilícitas de las pandillas hispanas del sur de California, y tenía una red de distribuidores de droga que estaba conectada a otras bandas de la región.
Pronto asumió el liderazgo de la MS-13 en su bastión. "Entonces El Comandari empezó a agarrar fuerza en La Mara. Subió como la espuma en cuestión de tres o cuatro años", dice.
Pero ese ascenso vertiginoso, reclama Pineda, fue de la mano de traiciones dentro del grupo, las cuales culminaron con los nueve asesinatos que le imputan. La Fiscalía alega que, en efecto, esos crímenes los cometió "con el propósito de mantener y subir su posición dentro de la MS-13".
El Don Corleone de La Mara
"Comandari no era un mafioso ordinario", describe Tom Díaz en su libro No Boundaries: Transnational Latino Gangs and America Law Enforcement (Sin fronteras: Pandillas latinas transnacionales y agencias policiales de Estados Unidos), citando que en 2004 un agente de la Policía de Los Ángeles lo catalogó como 'El director ejecutivo de la MS-13', un apodo que le siguen dando.
"Llegó a ser lo más parecido a Don Corleone (el mafioso italiano que protagoniza la serie de películas 'El Padrino', el capo de capos, el 'Big Homey') que la Mara Salvatrucha ha visto en su breve y violenta historia. Él es un hombre sobre el cual las agencias del orden prefieren no hablar en público", advierte Díaz en su texto.
El lado más sanguinario de este delincuente estuvo por primera vez bajo el radar de las autoridades cuando se supo que había planeado el asesinato del marero Carlos Cárcamo, alias 'Tiny', en noviembre de 1999. Este crimen, citado en la acusación contra Comandari, jamás se concretó.
De su mano, según la web Insight Crime, la MS-13 creó una red de distribución de narcóticos que se valió del alcance nacional de la banda. Vendieron heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana en distintas ciudades. "Tenía poder en Los Ángeles, tenía conexiones familiares en el hampa desde El Salvador hasta Colombia y gozaba de vínculos sólidos con la temida Mafia Mexicana", cita el reporte.
La investigación señala que este pandillero decidió dedicarse al narcotráfico por su cuenta después de que la MS-13 no estuvo de acuerdo en que solo viera por sus intereses personales. Una de sus reglas es que las ganancias por la venta de droga y otras actividades ilícitas se deben repartir entre sus , incluidos los que están presos. Quienes lo conocieron dicen que siempre actuó en beneficio propio.
Aliado de los carteles
Este mismo sitio indica que la ambición de Comandari lo llevó a buscar una alianza entre la pandilla Florencia 13, la Mafia Mexicana y el cartel de la Familia Michoacana, un plan que las autoridades frustraron en agosto de 2013 con el arresto de ocho personas. La acusación alega que intentaron darles a los del cartel "rienda suelta" para vender metanfetamina en el sur de California y proteger a sus operadores encarcelados, a cambio de una cuota y cargamentos del narcótico.
Antes del arresto de este líder pandillero en Texas en 2005, las autoridades le siguieron la pista en ese estado, así como en Alaska y Colorado. En Houston se alió con la pandilla carcelaria 'Border Brothers'.
"Ha viajado dentro de Estados Unidos y posiblemente a nivel internacional para facilitar las actividades de la pandilla", advertía el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) poco antes de su captura.
Expandilleros de la MS-13 hablan sobre Comandari con desprecio. No solo le reprochan que haya sido un traidor que ha colaborado con las autoridades, sino que asesinó a sus 'homies' para tener más poder.
"A todos los que no quería los mataba inventando que estaban robando", advierte Pineda. "Lo hacía solo para que dijeran que estaba ‘limpiando’ las cosas, pero era lo que él había inventado".