Te sorprenderá lo que ahorrarás si aprovechas al máximo tus frutas y verduras: los consejos más útiles
¿Por qué es tan importante no desperdiciar? La forma en que ves la comida cambiará cuando sepas que un tercio de los alimentos producidos no llega a nuestras bocas. ¿Cómo pasa esto? Fechas de expiración engañosas o confusas, porciones demasiado grandes, y otros problemas del empacado de la comida hasta llegar a las manos de los consumidores. Sorprende saber que una de las mayores causas de desperdicio es que queremos que nuestra comida tenga una apariencia perfecta. Así que el primer paso para no tirar comida en buen estado es… sí, comer alimentos que se vean raros.
¿Sabías que puedes usar los tallos de las fresas para agregar a tu batido de verdes, o el yogur vencido para hacer ricota? Ahora tu nevera tiene más comida de lo que creías.
Los vegetales pueden durar más
Dana Gunders, autora del libro The Waste-Free Kitchen Handbook, dice a The Independent: «Cuando la comida se desperdicia, también se desperdicia todo lo que se necesita para llevarlo a nuestros platos: agua, tierra, energía y dinero. Es trágico ver la cantidad de desperdicio, a la vez que más de 800 millones de personas están pasando hambre».
Un truco que comparte para que las fresas no se pongan feas es guardarlas de manera que no se toquen, con toallas de papel separándolas. De acuerdo a Everyday Health, si quieres que te duren más las bananas, debes envolver el tallo en papel plástico para que no se tornen negras. Para que las papas no echen raíces, guárdalas en un lugar fresco y seco, y tira una manzana entre ellas (aunque no hay mucha ciencia que respalde esto último). Rocía unas gotas de limón sobre las manzanas y aguacates cortados que desees conservar.
Los tallos son comestibles
Los tallos de kale y acelga se pueden cocinar a la plancha. Wen-Jay Ying, fundadora de Local Roots, dice a Mind Body Green que incluso se pueden hacer en escabeche. Puedes reutilizar otro escabeche o hacer el tuyo con una combinación de vinagre de manzana, agua, sal, azúcar o cualquier otra cosa que quieras sumarle. Agrégalo a tus ensaladas para un toque extra de sabor.
Alarga la vida de tus hierbas
Para que las hierbas como el cilantro no se marchiten antes de utilizar todo el ramo, ponlas en un florero. Bueno, quizá no las mezcles con las flores, pero sí es útil ponerlas en un vaso lleno de agua hasta la mitad y cubrirlas con una bolsa plástica (¡que puedes reutilizar con el mismo propósito!). El agua no debe tocar las hojas, solo los tallos. Después de unos días tomará un color amarronado, así que cuando esto comience a suceder, cámbiala. Las hierbas te llegarán a durar una semana.
Hay otras hierbas que puedes secar, como el romero y el tomillo. Átalas de las ramas y déjalas colgando boca abajo de una cuerda. Puedes hacer esto con un gancho de ducha, no necesitas demasiados materiales.
No desperdicies pieles ni hojas
Sí, las hojas de zanahoria, rábano y nabo son comestibles. Las puedes aprovechar crudas (Ying dice a Mind Body Green que las de nabo tienen un sabor picante) o cocinarlas en un pesto. Lo mismo para la piel de las zanahorias y las remolachas, además de que están cargadas de nutrientes (pero hay que lavarlas bien).
No tires las cáscaras de huevo
Las cáscaras de huevo no solo sirven para hacer composta, también son útiles para otros propósitos. Ying afirma que agregar algunas picadas (y limpias) a tus granos de café le quitará algo de la amargura a la bebida, si no te gusta. También puedes molerlas para hacer un suplemento de calcio natural ( receta de Local Roots): hierve las cáscaras por diez minutos, sacando toda la espuma blanca que se vaya formando, escúrrelas hasta que se sequen, y cocínalas en el horno a 200 grados. Luego muélelas en el molinillo de café, y agrega un poco del polvito a tu batido nutricional.
Te sorprenderá saber que los huevos no se pudren hasta después de tres semanas de su fecha de expiración. Para saber si están buenos, ponlos en un recipiente lleno de agua. Si se hunden hasta el fondo y se posicionan de costado, están buenos. Si flotan, sí te convendrá tirarlos.
Un toque de sabor
«Creo que cocinar caldo de verduras es lo más fácil que se puede hacer con las sobras», dice Ying. «Casi todas las sobras de vegetales que tengas pueden ser congeladas en una vianda y agregadas a una olla con agua hirviendo». Ten suficientes contenedores para poder conservar todo lo que te sobre. Un poco de aceite de oliva o de sésamo, vinagre, salsa de soja, mostaza, ajo, cebolla y chiles son aliados para hacer tu comida más sabrosa, dice Gunders.
Planificar es clave
Calcula bien (y con la panza llena) qué vas a comer en los próximos días. Cada vez que vayas al supermercado, antes de ir a la caja mira con atención el carrito y detente a pensar, para cada producto, si realmente lo necesitas. Compra la cantidad de frutas y vegetales que sepas que vas a poder comer antes de que se pudran. Por último, organiza la nevera. Agrupa las hierbas, las frutas y las hortalizas y mantén siempre en la parte delantera lo que tengas que usar primero, para acordarte.
Para aquellos que tengan miedo de comer algo en mal estado, Gunders agrega: «Utiliza tu nariz. En la mayoría de los casos puedes confiar en tus sentidos. Todos los productos pueden ser sometidos a la prueba del olor o del sabor».
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