Todos llegamos a un punto de nuestra vida en el que comenzamos a soñar con tener nuestra casa propia. Y, obviamente, empezamos a volar alto con nuestras ideas: nos encantaría que tuviera esto o aquello, o que se situara en determinado lugar. Claro está, la mayoría de las veces es muy complicado conseguir que sea igual a la que soñamos, pero, eso sí, podemos trabajar para tener un espacio que realmente esté caracterizado por nuestra personalidad y nos haga sentir cómodos.