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Mitch McConnell

Mitch McConnell: el republicano que más ayudó a Donald Trump, pero a quien el presidente no aprecia

El legado de Mitch McConnell como líder de la bancada republicana fue el avance de la agenda conservadora, el bloqueo de las iniciativas liberales y haber absuelto a Donald Trump en dos juicios políticos, permitiéndole regresar a la Casa Blanca pese a que lo consideró responsable de haber promovido el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Publicado 22 Feb 2025 – 11:28 AM EST | Actualizado 23 Feb 2025 – 01:11 PM EST
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Justo el día de su cumpleaños 83, el senador republicano Mitch McConnell anunció que no buscará la reelección el año próximo, poniendo fin a una era marcada por el líder parlamentario con más antigüedad en la historia de EEUU y su inmensa contribución al actual control conservador en la política nacional.

"Siete veces, mis compañeros de Kentucky me han enviado al Senado", dijo McConnell en su despedida ante el pleno del Senado, haciendo referencia a su llegada a la cámara en 1984, en la ola de la revolución conservadora del presidente Ronald Reagan.

Su legado lo construyó en las últimas dos décadas, luego de que en 2006 se convirtió en líder de la bancada republicana, alternándose entre la mayoría y la minoría, según fuera la suerte electoral del GOP.

Justamente, en la mayoría, McConnell acabó con la tradicional colaboración partidista y bloqueó muchas iniciativas de la agenda de Barack Obama, así como retrasó al máximo sus nombramientos para tribunales federales e hizo verdaderos malabarismos parlamentarios para asegurar el avance de muchas propuestas conservadoras, sobre todo una que permitió el control de la Corte Suprema.

Sin McConnell no habría habido Trump 2.0

McConnell es una figura clave para explicar el regreso de Donald Trump a la presidencia, tras no apoyar una condena en un juicio político que lo podría haberlo alejado de la escena política el resto de su vida, y, en general, el ascenso de los conservadores en la escena política, pese a lo cual no ha tenido una buena relación con el presidente.

En febrero de 2021, cuando el Senado procesaba el segundo juicio político a Trump (pocos días después de haber dejado la presidencia en manos de Joe Biden) McConnell se negó a votar contra del expresidente explicando que no se podía castigar con la destitución (la pena que impone la Constitución) a quien ya no detentaba el cargo, pese a que al razonar su voto en el plano aseguró que consideraba a Trump responsable.

"No hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable de provocar los acontecimientos del día (del asalto al Capitolio)", dijo McConnell poco después de la votación de 57 a 43 en el Senado que terminó con la absolución del expresidente.

Faltaron tres votos republicanos para esa condena y muchos consideran que se habrían logrado si McConnell hubiera dado su voto declarando culpable al ya exmandatario.

McConnell le dejó a Trump la puerta abierta a la Corte Suprema

Ya antes de salvarlo de una posible inhabilitación política, McConnell le había dado a Trump la oportunidad única de inclinar hacia la derecha a la Corte Suprema con dos polémicas movidas.

La primera, haber impedido que el presidente Barack Obama colocara en el tribunal a Merrick Garland, su nominado a sustituir al emblemático magistrado conservador Antonin Scalia, quien falleció en febrero de ese año. Como líder de la mayoría, McConnell argumentó que, faltando menos de un año para las elecciones, esa decisión debía quedar en manos de quien fuera elegido presidente y ni siquiera convocó a los senadores a entrevistarse con Garland.

Pero cuando en septiembre de 2020 murió la icónica jueza liberal Ruth Bader Gingsburg, a menos de mes y medio de unas elecciones presidenciales, McConnell olvidó el argumento que usó para bloquear a Garland y montó una confirmación relámpago de Amy Coney Barret, dándole a Trump la rara oportunidad de colocar tres jueces afines a los republicanos en tan solo un período presidencial.

Su impacto en el Poder Judicial es aún más profundo. En su biografía en el sitio web de su oficina del Senado, McConnell se ufana de haber dado prioridad “a la confirmación del 30% de los jueces de los tribunales de circuito de todo el país y un total de 234 nombramientos vitalicios para el tribunal federal”.

Trump y McConnell ya no están en sintonía

Pese a su ayuda a la causa conservadora, el presidente Trump no tiene en buena estima a McConnell, por lo que dijo de él después del asalto al Capitolio, por no compartir su falacia del fraude electoral de 2020, y por no haber logrado derogar la Ley de Cuidados de Salud Asequible (también conocida como Obamacare).

La salida de McConnell de escena ilustra el cambio de paradigmas dentro del conservadurismo y el Partido Republicano.

El senador apoya una política exterior activa basada la defensa nacional sólida, con alianzas y asociaciones estratégicas, además de un sano comercio, todo lo cual está siendo desmontado agresivamente por la actual Casa Blanca con su política de “EEUU primero” que implica el aislamiento del país, el retiro de zonas estratégicas y hasta el acercamiento a naciones consideradas “enemigos” de Washington (como el caso de la Rusia de Vladimir Putin).

Por ejemplo, el senador defiende las ayudas a Ucrania para defenderse de la invasión rusa, mientras Trump se ha enzarzado en críticas al presidente Volodymyr Zelensky, llamándolo “dictador” y reproduciendo la desinformación rusa de que los ucranianos empezaron la guerra, que cumple 3 años.

Los dos principales candidatos a quedarse con su escaño en Kentucky, el ex fiscal general estatal Daniel Cameron y representante republicano Andy Barr (quien aún no deja claro sus planes) son políticos totalmente alineados con las políticas del presidente, lo que cada vez mas parece ser una credencial necesaria en la nueva dinámica republicana.

Un tardío distanciamiento de Trump

Y como para marcar el fin de su carrera parlamentaria marcando distancia frente a Trump, McConnell voto contra tres de los más polémicos nominados del presidente para integrar su gabinete: Pete Hegseth, para secretario de Defensa; Tulsi Gabbard, para directora de Inteligencia Nacional y Robert F. Kennedy Jr., para secretario de Salud y Servicios Humanos.

Para muchos liberales e independientes (y hasta algunos republicanos o conservadores) que puedan estar en desacuerdo con la agresiva política de desarticulación del Estado federal que adelanta Trump, es un gesto muy pequeño y muy tardío.

En ese proceso, el Congreso está siendo dejado de lado por el presidente, desconociendo que es un poder en igualdad de condiciones con el Ejecutivo y que muchas de las cosas que intenta eliminar fueron creadas por leyes que solo los legisladores pueden alterar, igual que las partidas presupuestarias que la Casa Blanca no está distribuyendo como manda la ley.

"El Senado todavía está equipado para un trabajo de gran importancia", dijo McConnell en un intento por reforzar a sus colegas republicanos, quienes, sin embargo, no están usando sus mayorías en ambas cámaras para pedir al presidente que, o los incluya en las reformas que plantea o respete las leyes que crearon las agencias que hoy trata de eliminar.


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