Por qué el popular método de “compra ahora y paga después” te puede salir bien caro
Muchas personas utilizan los planes de “compra ahora, paga después” esta temporada festiva, ya que la posibilidad de fraccionar los pagos parece atractiva en un momento en que los estadounidenses siguen sintiendo el efecto persistente de la inflación y ya tienen una deuda récord en tarjetas de crédito.
La empresa de datos Adobe Analytics predice que los compradores gastarán un 11.4% más estas fiestas utilizando el plan “compre ahora, pague después” que hace un año.
La empresa prevé que los compradores adquieran productos por valor de 18,500 millones de dólares tan solo en el Ciberlunes.
Comprar ahora, pagar más tarde puede resultar especialmente atractivo para los consumidores con una puntuación crediticia baja o sin historial de crédito, como los compradores más jóvenes, porque la mayoría de las empresas que prestan el servicio solo realizan comprobaciones mínimas del crédito y no comunican los préstamos ni los historiales de pago a las agencias de crédito, a diferencia de las empresas de tarjetas de crédito.
Otro factor que está motivando el uso este sistema de pago es que los s del sistema “compre ahora y pague después” también pueden sentirse más seguros si una transacción sale mal.
En mayo, la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés) declaró que las empresas que ofrecen los servicios de “compra ahora, paga después” deben cumplir otras normas que rigen el crédito tradicional, como la posibilidad de exigir reembolsos o impugnar transacciones.
¿Cómo funciona el método de pago “compra ahora, paga después”?
Dividir en varias cuotas el pago de nuestro ‘carrito de compras’: una opción que vemos con más frecuencia en los comercios online.
Es lo que se conoce como ‘compre ahora, pague después’ o Buy Now, Pay Later, en inglés. Es una forma de crédito en la que el monto de una compra se divide en pagos iguales, usualmente cuatro. En la mayoría de los casos, el primero se realiza al momento de la compra y los siguientes en intervalos de dos semanas con pagos respaldados con una cuenta bancaria o tarjeta de crédito.
Los préstamos se promocionan por las empres como planes sin intereses o con intereses bajos, o solo con comisiones condicionales, por ejemplo, si el cliente demora en realizar el pago.
Klarna, Afterpay y Affirm son tres de las mayores empresas de “compre ahora y pague después”.
Muchas empresas que se dedican a dar este tipo de préstamos afirman que no consultan las agencias de crédito para decidir quién puede participar en estos planes, sino que utilizan sus propios algoritmos para determinar quién puede suponer un riesgo crediticio.
Esto significa que personas sin historial crediticio, como adolescentes o nuevos inmigrantes, pueden beneficiarse de estos planes. También pueden participar personas que han llegado al límite de sus tarjetas de crédito. Aproximadamente tres cuartas partes de los solicitantes son aprobados casi inmediatamente.
Si un consumidor incumple un pago, puede enfrentarse a comisiones, intereses o la posibilidad de que le impidan utilizar los servicios en el futuro.
Dado que estas empresas no cobran altos intereses ni grandes comisiones, ¿cómo ganan dinero?
De dos formas: Normalmente cobran a los comerciantes un porcentaje de cada compra, y los clientes que no pueden completar sus pagos a tiempo pagan comisiones por demora.
¿Por qué usar los métodos de pago “compre ahora y pague después” pueden ser perjudiciales para el consumidor?
Los defensores del consumidor advierten de que los compradores que contratan este tipo de planes de pago con tarjeta de crédito pueden verse afectados por más intereses y comisiones.
Esto se debe a que las personas se exponen a los intereses de la tarjeta de crédito, si se paga mes a mes, además de los recargos, intereses de demora o penalizaciones del propio préstamo de “compra ahora, paga después”. Por este motivo, los expertos desaconsejan utilizar una tarjeta de crédito para pagar estos planes.
Las organizaciones de consumidores también afirman que los planes llevan a los consumidores a excederse porque, por ejemplo, no pagar el precio total por adelantado deja, al menos en la mente del comprador, más dinero para compras más pequeñas.
También recomiendan a los consumidores llevar un registro cuidadoso del uso de varios servicios de “compre ahora, pague después”, ya que los pagos automáticos pueden acumularse y no existe un sistema central de información, como en el caso de los extractos de las tarjetas de crédito.
“Comprar ahora, pagar después puede ser una herramienta innovadora para las compras que se van a hacer de todos modos”, afirma Mark Elliott, director de atención al cliente de la empresa de servicios financieros LendingClub. “El problema es que fomenta el gasto excesivo”.
Para los comerciantes, ése es parte del atractivo . Los minoristas han comprobado que los clientes son más propensos a aumentar el tamaño de sus carritos o a pasar de la navegación a la compra cuando se ofrece la opción de comprar ahora y pagar después.
Un informe del Banco de la Reserva Federal de Nueva York citaba un estudio según el cual los clientes gastan un 20% más cuando se ofrece la opción de “compra ahora y pague después”.
“La realidad es que el aumento del coste de la vida y la inflación han puesto a más personas en una situación en la que ya dependen del crédito renovable”, afirma Elliott. “La psicografía del 'compre ahora, pague después' puede ser diferente, la gente no piensa en ello como deuda, pero lo es”.
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