Mitos y realidades sobre la diabetes y el deporte
La diabetes es una deficiencia metabólica coexistente con altos niveles de glucosa y esto es debido a la insuficiencia del páncreas para crear insulina. Esta hormona es esencial para la regulación de glucosa en el sistema. Existen tres tipos de diabetes: Tipo 1 o dependiente de insulina -por lo general diagnosticada en la niñez y adolescencia-; la diabetes Tipo 2 o independiente de insulina -tiende a desarrollarse en la adultez, respondiendo a medicamentos que estimulan al páncreas la secreción de esta hormona-; por último, la diabetes gestacional - transitoria durante el embarazo, corregida generalmente después del alumbramiento- sin embargo, estas pacientes pueden estar predispuestos a desarrollar diabetes tipo 2.
Parte integral en el manejo de la diabetes incluye un régimen de ejercicios, acompañado por una dieta balanceada. El éxito de este plan multidisciplinario depende del paciente; su disciplina, mantenimiento y consistencia. Aquí te revelamos 5 mitos y realidades acerca de la diabetes y el deporte.
Mito #1: Un diabético no puede hacer ejercicio de alto rendimiento
Falso. Esta condición no debe ser impedimento en pacientes que deseen alcanzar un nivel de rendimiento físico de alta competitividad, a menos que coexistan complicaciones relacionadas como la retinopatía, daños al riñón, al corazón entre otros. De todos modos existen retos que sobrellevar, requiriendo monitoreo constante por profesionales capacitados en el área de la salud.
Mito #2: Puedo seguir comiendo lo mismo que antes de hacer ejercicios
Falso. La modificación de la dieta ante la expectativa en un incremento de consumo calórico durante la actividad física es imperativo. Aún así no existe evidencia en la literatura médica que contradiga la participación deportiva de atletas de alto rendimiento con diabetes.
Mito#3: Puede bajar mi azúcar en la sangre con el ejercicio
Cierto: La mayor complicación que surge en estos pacientes es el riesgo de desarrollar hipoglucemia o disminuciones abruptas en los niveles de glucosa. Esto puede tener efectos devastadores y contribuyen a la morbilidad de esta condición.
La mayor fuente de energía del cerebro es la glucosa. Su disminución aguda puede incapacitar el sistema nervioso central, promoviendo la presentación de estados de confusión, pérdida de conocimiento y convulsiones, entre otros. Otra complicación -menos frecuente- es la cetoacidosis diabética en pacientes del tipo 1, que se presenta cuando el cuerpo no puede usar el azúcar como fuente de energía, debido a que no hay insulina o ésta es insuficiente.
Existen métodos enfocados en el suplido nutricional antes, durante y después de eventos de alto rendimiento físico y consumo calórico para disminuir estas posibilidades.
Mito #4 Un atleta diabético no debe consumir carbohidratos
Falso. El atleta diabético debe consumir altos niveles de carbohidratos 4-6 horas antes del evento. Estas cantidades no deben ser determinadas por el deportista; son cuantificadas por el profesional de la salud, calculadas en base al peso del atleta. Se recomienda reforzar este régimen con el consumo de pequeñas cantidades de carbohidratos 20 minutos antes del evento. Durante la actividad física, se recomienda una ingesta de 20-40g de carbohidratos cada 20 minutos para mantener niveles glucémicos estables.
Mito #5: Puedo hacer mucho ejercicio siempre y cuando coma bien
Falso. Se considera contraproducente mantener de forma ininterrumpida la actividad física por más de 60-90 minutos. Una vez culmine el ejercicio, es vital abastecer los niveles de glucógenos (fuente inmediata de energía), con dos porciones de comida que incluyan carbohidratos y proteínas durante las primeras 3 horas después de finalizar la actividad.
Los niveles de glucosa deben ser cuantificados 15 y 30 minutos después de la sesión de ejercicio.
En resumen, los beneficios del ejercicio en personas diabéticas son similares a las personas sin esta condición, en la medida en que el paciente sea comedido en el control glicémico y no surjan complicaciones relacionadas a ésta. Tales beneficios superan los problemas potenciales causados por el estrés metabólico de la actividad física siempre y cuando se sigan los principios previamente explicados.