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Ketanji Brown Jackson

"Tomó 232 años para que una mujer negra llegara a la Corte Suprema, pero lo logramos": Ketanji Brown Jackson celebra en la Casa Blanca

La flamante magistrada Ketanji Brown Jackson marcó en la Casa Blanca con el presidente Joe Biden el histórico logro de ser la primera mujer negra en llegar al alto tribunal, lo que el presidente Biden describió como "un momento de cambio real" en EEUU.
Publicado 8 Abr 2022 – 12:01 PM EDT | Actualizado 8 Abr 2022 – 02:01 PM EDT
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Un día después de recibir el visto bueno del Senado, la flamante magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Ketanji Brown Jackson, estará en la Casa Blanca para celebrar con el presidente Joe Biden su histórica confirmación como la primera integrante del alto tribunal de raza negra.

La magistrada salió acompaña del presidente Biden y de la vicepresidenta Kamala Harris al podio que fue instalado en el jardín de la fachada sur de la residencia presidencial.

"Se han necesitado 232 años y 115 nombramientos para que una mujer negra sea seleccionada para servir en la Corte Suprema de Estados Unidos", dijo Jackson. "Pero lo logramos. Lo hemos logrado, todos nosotros", añadió desatando un aplauso entusiasta de parte de los presentes.

"Tomó solo una generación, desde (los años de) la segregación hasta la Corte Suprema", dijo en referencia a los dos jueces negros que llegaron antes que ella al tribunal, Thurgood Marshal, en 1967, y Clarence Thomas, en 1991.

La flamante magistrada, quien fue recibida con una ovación de pie por parte de los asistentes, dijo que era "el honor de mi vida" estar presente en ese momento de la historia.

En los jardines de la Casa Blanca estaba la familia de la magistrada, sentada entre del gabinete de Biden y congresistas demócratas que fueron clave en el avance de la nominación de Brown Jacson.

Brown reiteró que había llegado a ese punto "gracias a la fe" y agradeció al presidente Biden por creer en ella, y a Harris por la guía que le dio para navegar el proceso de confirmación.

Además, agradeció a "cada uno" de los del Senado con quienes, dijo, se reunió en 95 entrevistas individuales (de un total de 100 senadores que integran la Cámara Alta).

Poco antes, al presentarla, la vicepresidenta Harris recordó al máximo líder de la independencia estadounidense, George Washington, al decir que EEUU era una "experimento" en marcha y dijo que la confirmación de Brown Jackson demostraba que había progreso en la integración social del país.

Harris destacó que, cuando la nueva magistrada ocupe su puesto en el tribunal, lo hará junto a otras 3 mujeres, una cifra nunca vista en los 233 años de historia de la institución.

Acto seguido, el presidente Biden alabó el "carácter" y la "entereza" que demostró la nueva magistrada durante las horas de audiencia en el Senado, donde, aseguró el mandatario, la nominada tuvo que soportar el "abuso verbal" de varios senadores republicanos, quienes constantemente la interrumpieron mientras ella trataba de responder a sus preguntas.

La nueva miembro de la corte reconoce que su trayectoria es "ligeramente diferente" a la de sus colegas, y no solo por ser negra, sino porque durante un tiempo defendió como abogada a acusados sin recursos.

Esta jurista brillante de 51 años se convirtió en la primera magistrada afroestadounidense en la institución, donde hasta ahora solo han ejercido dos hombres negros.

También es una de las pocas en tener una experiencia profesional en el sistema penal. La mayoría de los jueces de este nivel han destacado como fiscales pero ella defendió durante dos años a los acusados como abogada de oficio en Washington.

Las consecuencias del sistema judicial las conoce de cerca: uno de sus tíos fue condenado a cadena perpetua en 1989 en virtud de una ley muy represiva que automáticamente imponía cadena perpetua tras tres delitos contra las leyes de estupefacientes.

Ketanji Brown Jackson tuvo una infancia muy estable en una familia de profesores en Florida. Su padre retomó sus estudios de derecho y se convirtió en abogado en una junta escolar, mientras que su madre ascendió al rango de directora.

Durante sus estudios de secundaria ganó concursos de elocuencia y más tarde estudió en la prestigiosa universidad de Harvard, en la que se graduó con notas excelentes.

Luego alternó las experiencias profesionales en el sector público y privado.

Trabajó como asistente del juez progresista de la Corte Suprema Stephen Breyer, a quien ahora reemplazará. Y ejerció en bufetes de abogados pero también en la Comisión de Penas, una agencia independiente encargada de armonizar la política penal en Estados Unidos.

"No hay reyes"

En 2013 el presidente demócrata Barack Obama la nombró jueza federal en Washington.

Está casada con un cirujano, con quien tiene dos hijas, y es pariente política del expresidente republicano de la Cámara de Representantes Paul Ryan, quien alaba su "inteligencia, personalidad e integridad".

Durante ocho años tomó decenas de decisiones. Contradijo por ejemplo a Donald Trump, quien intentaba impedir que el Congreso convocara a uno de sus asesores, y escribió: "La principal enseñanza de 250 años de historia estadounidense es que los presidentes no son reyes".

Nada más llegar a la Casa Blanca, Joe Biden la nombró miembro de la influyente Corte Federal de Apelaciones de Washington, considerada un trampolín para la Corte Suprema.

A pesar de las profundas divisiones políticas en el Senado, fue confirmada con el apoyo de todos los demócratas y de tres republicanos. A una pregunta de un senador juró que siempre dejaba de lado "sus opiniones personales y cualquier otra consideración inapropiada", como su color de su piel, a la hora de examinar los dosieres. Pero "quizá tenga una experiencia de vida diferente de la de mis colegas", reconoce. "Y espero que pueda ser interesante".

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