El estrés puede entrar por tu boca: qué alimentos te complican la vida (y cuáles no)
Lo que hacemos de adolescentes puede moldear para siempre la vida adulta. Y no va solo en si estudiaste lo suficiente o si saliste de fiesta todos los días, lo que pones en tu cuerpo en esos años tan fundamentales para el desarrollo puede cambiar hasta la forma en la que piensas.
Según un estudio publicado en el diario científico Brain, Behavior, and Immunity, los adolescentes que siguen una dieta rica en alimentos con muchas grasas saturadas pueden desarrollar «herramientas para controlar el estrés pobres». Eso se debe a que, según el estudio, ese tipo de comidas pueden alterar las áreas del cerebro que manejan las respuestas al estrés y el miedo.
La comida que da estrés y cómo reemplazarla
Vale aclarar que el estudio fue realizado en ratas adolescentes, pero sirve para conocer un poco más sobre el efecto que la dieta puede tener en el futuro. Según una entrevista de Science Daily con el doctor Johnny Figueroa, coautor del estudio, «los años de la adolescencia son muy críticos para la maduración del cerebro, incluyendo qué tan bien manejaremos el estrés de adultos. Las revelaciones de nuestra investigación respaldan que las decisiones que tomamos durante la adolescencia —incluso aquellas tan simples como la dieta— puede hacer una diferencia muy grande en nuestra habilidad de superar los desafíos diarios».
De hecho, los resultados de la investigación son tan serios que sugieren que la obesidad y las dietas altas en grasas saturadas pueden predisponer a los individuos a psicopatologías relacionadas al estrés postraumático.
Sin embargo, esto no significa que debas abandonar las grasas para siempre. La clave, como siempre, es la moderación. La nutricionista Lisa Hayim explicó al sitio Elite Daily que el cuerpo necesita la grasa para «absorber ciertas vitaminas y minerales, proteger el exterior de las células, y nutrir el cerebro».
¿Qué tipo de grasas son más saludables, entonces? Las que son ricas en omega 6, como nueces y castañas de cajú. También puedes darte un gusto con tu comida rápida favorita, pero no lo conviertas en un hábito.
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