¿Qué es el toloache y por qué NO ES una ‘pócima de amor’?
¿Alguna vez has escuchado la frase «le dieron toloache»? Las personas la usan para indicar que alguien está muy enamorado, como si lo hubieran hechizado o hubiera tomado un brebaje mágico.
El amor provoca cambios en nuestra personalidad y nuestro estado de ánimo. Nos volvemos más optimistas, más empáticos y parece que estamos ‘en las nubes’ todo el día, pues nuestra mente se mantiene ocupada pensando en esa persona especial. Estamos tan enganchados a nuestra pareja, que podríamos hacer cualquier cosa por ella. De ahí que la gente piense que enamorarse es igual a estar ‘embrujado’.
La frase puede sonar muy romántica, pero en realidad no lo es. El toloache está lejos de ser un ingrediente inofensivo y usarlo va más allá de una ‘simple travesura’ o una estrategia para que alguien se enamora de ti. En pocas palabras: si de verdad quieres a alguien, no intentes darle toloache.
¿Qué es el toloache?
Se trata de una planta de origen prehispánico, a la cual los mexicas llamaban tolohuaxíhuitl o toloatzin. Pertenece al género datura, es originaria del Continente Americano y en algunas regiones también se le conoce como ‘hierba del diablo’ o ‘cardo cuco’. Hasta el momento se conocen 12 especies y todas ellas crecen en México.
Debido a que tiene propiedades analgésicas, antibacterianas y antiinflamatorias, nuestros antepasados la utilizaban para aliviar heridas y dolores severos. No obstante, la empleaban en dosis muy pequeñas y bajo vigilancia de los médicos de ese entonces (expertos en herbolaria).
Si sólo es una planta, ¿por qué es tan peligrosa?
Uno de los principales activos del toloache son los alcaloides tropánicos, una sustancia que si se consume en dosis altas (se calcula que más de 2 gramos) provoca desorientación, taquicardia, falta de concentración, pensamiento incoherente, aumento de la presión sanguínea, angustia, psicosis, vómito, dificultad para respirar y demencia. En algunos casos puede causar alucinaciones visuales y auditivas e incluso la muerte.
Estos efectos negativos puede durar desde unas horas hasta varios días, dependiendo la dosis que se istre. Entre más larga sea la duración, hay mayores probabilidades de que exista un daño neurológico permanente.
Robert Bye, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, explica: «Técnicamente, es un delirógeno, es decir, causa delirios; la persona está aquí, pero no puede medir su relación con un objeto u otra persona. Parece que el efecto no es reversible si se llega a ciertas dosis, en muchos casos las consecuencias son permanentes». De ahí que las personas confundan sus efectos y piensen que quien lo consume está muy enamorado, cuando en realidad su mente está confundida y no funciona de manera normal.
El cultivo del toloache no está prohibido en la mayoría de los países del mundo. Es posible encontrarlo como ingrediente en infusiones y ungüentos para aliviar los síntomas de enfermedades como artritis, gota, entre otras. No obstante, algunas personas también lo emplean en rituales de brujería y hechicería.
Es en este tipo de prácticas en donde se prepara el famoso té de toloache y los ‘filtros del amor’, con la promesa de que la persona que los tome se enamorará perdidamente de quien se lo istre (en secreto, por supuesto). Estos brebajes tienen una gran cantidad de toloache y después de un tiempo pueden causar graves daños a la salud.
Al respecto Federico Soto García, especialista en narcodependencia, detalló para La Jornada: «El consumo del toloache puede producir cuadros de psicosis en los que se tienen alucinaciones visuales y auditivas, creando imágenes persecutorias y terroríficas, que provocan que el individuo actúe en función de dichas alucinaciones, es decir, puede salir despavorido por una imagen o buscando un sonido, lo que genera un grave estado psicótico que puede durar hasta 72 horas, a diferencia de otros alucinógenos, como los hongos o el peyote, cuyos efectos más prolongados no superan 12 horas».
El especialista también alertó a la población sobre el consumo de esta planta, principalmente porque cada persona puede reaccionar de manera diferente a la dosis que recibe. Además, su uso prolongado afecta el equilibrio natural de los neurotransmisores, lo que a su vez altera el raciocinio, la capacidad de procesar ideas, la memoria y otras funciones cerebrales.
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