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Tiroteo en Uvalde, Texas

Acoso escolar, agresividad y rechazo: el tránsito hacia la violencia del atacante de la primaria en Uvalde

Testimonios de familiares y amigos del atacante de Uvalde a medios como The New York Times y The Washington Post revelan que hubo señales de alerta que pudieron pasar inadvertidas. Sigue aquí más notas sobre este incidente.
Publicado 25 May 2022 – 01:52 PM EDT | Actualizado 25 May 2022 – 05:07 PM EDT
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Imposible determinar qué llevó al atacante del 19 niños y dos maestras en la Escuela Primaria Robb, un acto injustificable.

Pero a juzgar por el testimonio de quienes conocieron a Salvador Rolando Ramos, un historial de rechazo y bullying a lo largo de su vida forman parte de los antecedentes de este fatal desenlace.

Pocos días después de cumplir 18 años, compró armas, disparó a su abuela -con quien vivía- y emprendió la masacre en la misma escuela a la que asistió cuando era pequeño.

En esos pasillos y especialmente en los de su escuela intermedia y de junior high, fue el blanco de críticas y bromas por tartamudear y presentar un ceceo fuerte, cuentan sus compañeros y familiares a The Washington Post, quienes lo describen como un joven solitario que, con el paso del tiempo, se fue aislando cada vez más.

“No fue una persona nada social después de ser acosado por el tartamudeo. Creo que simplemente ya no se sentía cómodo en la escuela”, dice a The Washington Post, su prima Mia que prefiere no divulgar su apellido.

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Sufrió acoso escolar cuando era niño: lo que se sabe del atacante de la escuela primaria en Texas

“Fue acosado duramente, como por mucha gente”, comenta a ese medio Stephen García, quien se consideraba su mejor amigo en octavo grado.

Recalca que llegaron a fastidiarlo “por las redes sociales, por los juegos, por cualquier cosa” y que en una oportunidad en la que publicó una foto donde aparecía con delineador negro, recibió muchos comentarios negativos con términos derogatorios asociados a las personas gay.

Atacante de Uvalde se fue haciendo cada vez más solitario y agresivo

Perder a García como amigo cuando este se mudó a otra parte de Texas, empeoró las cosas: Ramos se retiró de la escuela, se dejó crecer el cabello y empezó a vestir de negro con botas militares. “Empezó a ser una persona completamente distinta. Siguió empeorando y empeorando y simplemente no sé”, comenta García al Post.

Se quejaba de no querer ir a la escuela y faltó gran parte de la secundaria hasta el punto de estar en riesgo de no poder graduarse con su promoción este año.

No tuvo muchos amigos en la secundaria. Uno de los pocos fue Jeremiah Muñoz, quien cuatro años atrás -siendo un senior- solía jugar Fortnite y Call of Duty, para entonces en su primer año de High School.

En declaraciones a The New York Times, Muñoz recuerda que por aquella época se burlaban de su ropa y hacían referencias groseras a su madre o hermana.

En casa las cosas tampoco marchaban bien. Muñoz recuerda que al jugar Xbox con frecuencia lo escuchaba pelear con su madre, quien le gritaba insistiendo que debía ir a la escuela y que no estaba haciendo nada con su vida.

Rubén y Becky Flores, vecinos de la familia, quienes solían invitarlo de pequeño a barbacoas y pijamadas con su hijo que era un poco menor, dicen a The Washington Post que a medida que creció, los problemas domésticos se hicieron evidentes pues llegaron a ver a la policía visitar la casa y presenciaron peleas entre él y su madre.

Ha trascendido que la madre -quien hasta ahora no ha dado declaraciones- sufre de adicción a las drogas.

Publicó fotos de armas en sus redes sociales

Dos meses antes de la masacre, el atacante había publicado una historia de Instagram en la que se le escuchaba gritarle “de forma agresiva” a su madre quien intentaba botarlo de la casa, indica Nadia Reyes, compañera de clases, al Post.

“Publicó videos en Instagram donde se ven los policías y él llamando a su madre ‘perra’ y ella diciendo que lo quería botar”, agrega Reyes.

El joven se había mudado definitivamente a casa de la abuela hace unos meses, según reportes del Post.

El día de la masacre, “cuando el muchacho quiso salir con todas las armas”, ella intentó pararlo cuenta a Noticiero Univision un pariente suyo, Eduardo Trinidad, pero el joven “se volteó y comenzó a disparar”.

"La tumbó y todo, ocho o nueve balazos, eso es lo que dijeron. Ella se levantó como quiera y le gritó a los vecinos que le hablarán a la policía", agregó Trinidad.

30 minutos antes de llegar a la escuela, el atacante había publicado en Facebook que mataría a su abuela. En un segundo post, confirmó ya haberlo hecho y en un tercero advirtió que emprendería un tiroteo en una escuela, indicó el gobernador de Texas, Greg Abbott.

Pero incluso antes de todas estas publicaciones, hubo señales de alarma.

Hacía un año, publicó en sus redes sociales fotos de rifles automáticos que “tendría en su lista de deseos”, dice al Post su compañera de clases Nancy Valdez.

Apenas cuatro días atrás el joven había compartido imágenes de dos rifles a los que se refirió como “las armas que escogí”.

Entre las historias que quienes lo conocieron cuentan al Post está una vez en la que jugando baloncesto le confesó a un amigo que quería unirse a los Marines para matar gente, y el que solía conducir con otro compañero en la noche a veces y dispararle al azar a la gente con una pistola de balines.

Su compañera de clases Nadia Reyes Recuerda cuatro o cinco veces en las que se cayó a puños con compañeros de la escuela. “Llevaba las cosas demasiado lejos, diciendo algo indebido y luego se pondría a la defensiva en torno a eso”, cuenta al Post.

Rechazo y acoso: una constante

Si bien cada caso es distinto y las generalizaciones pueden ser peligrosas, comprender quiénes son los perpetradores de masacres como la de Uvalde -sin victimizarlos- es crucial para prevenir que estas tragedias se repitan.

La Asociación Nacional de Psicólogos Escolares advierte que “no hay un único perfil de un estudiante que causará daño” y que intentar esbozarlo puede ser perjudicial para muchos niños que sufren de acoso escolar o con otras condiciones de salud mental que jamás cometerían un acto semejante.

No obstante, si bien un énfasis excesivo en las señales de alerta personales es problemático, sí hay valor en identificar ciertos aspectos comunes, pues puede ayudar a prevenir estas masacres, indica en un artículo la psicóloga Robin Kowalski, coautora de un estudio publicado en 2021 en el Journal de Psicología Social donde se comparan las similitudes y diferencias en tiroteos masivos en las escuelas.

Uno de ellos es sufrir de rechazo o acoso escolar, algo que notaron en casi la mitad de los perpetradores de tiroteos escolares que, como el atacante de la primaria en Uvalde, tenían un historial de rechazo.

Una investigación hecha por el Servicio Secreto y el Departamento de Educación en 2004 determinó que tres cuartas partes de los perpetradores de tiroteos escolares habían sufrido de acoso escolar (lo que no quiere decir que la mayoría de los niños víctimas del bullying sean capaces de algo similar).

“Hay pérdida, humillación, rabia, culpa”, explicó en una oportunidad a National Public Radio Reid Meloy, psicólogo forense que ha asesorado al FBI en la materia.

Toda esa rabia acumulada puede impulsarlos a fantasear la venganza.

El fácil a las armas -ese que le permitió al atacante adquirir rifles tan pronto como cumplió 18 años- ayuda a hacer de esa fantasía una realidad.

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