'El gol del siglo': el poema de Maradona escrito sobre el césped del Estadio Azteca
Fue descrito como ‘una obra de arte’, como ‘el gol del siglo’, como 'la mejor jugada de todos los tiempos'.
Ciudad de México, 22 de junio de 1986. El Estadio Azteca era un hervidero donde 114,580 almas asistían al encuentro de cuartos de final de la Copa del Mundo, que se jugaba entre las selecciones de Inglaterra y la de Argentina.
La euforia no terminaba. Minutos atrás 'El Pelusa' había anotado el polémico gol con la 'Mano de Dios'.
El Sol caía a plomo sobre el césped de la cancha del Coloso de Santa Úrsula al minuto 54. Era una réplica de la que consideraban la continuación, pero en el ámbito deportivo, de la “Guerra de las Malvinas”. Argentina ganaba 1 a 0.
Fue en ese momento cuando la jugada se tejió. Dios volvió a colocar su mano o, mejor dicho, esta vez su pierna sobre el mediocampista de 25 años, para construir la extraordinaria carrera acompañada del balón desde más allá de la media cancha.
Enrique Bochini, mediocampista bonaerense, fue quien, aún en su cancha y con la marca de los ingleses encima, tocó de tres dedos la pelota después de observar de reojo a su compañero de campo. Esa mirada fugaz le bastó para, como él mismo declaró después, “dejar solo a Diego Armando Maradona”.
“Ahí lo tiene Maradona. Lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial”, se escuchó la voz impetuosa del narrador Víctor Hugo Morales por la transmisión de televisión argentina.
Vino el primer drible. La gente en el estadio se acercó al filo de su butaca; en casa, en todo el mundo, se deslizaron al borde del sofá, de las sillas del comedor, frente al televisor, al mirar aquella escapada que ya pintaba grande.
“Puede tocar para Burruchaga”, siguió Morales frente al micrófono. “Siempre Maradona”.
Desbocado
El astro llegó como potro desbocado a los linderos del área grande. Para entonces, la gente ya se había puesto de pie en el graderío, en Buenos Aires, en Cuyo, en la Patagonia, en Salinas, en Río de la Plata y en Lanús, su ciudad natal.
Un nuevo regateo y el 10 se escabulló como un leopardo hasta el área chica con la voz de Morales gritando “genio, genio, genio… tá, tá, tá…”. El portero inglés salió con una barrida a los pies del genio argentino. Enseguida llegó, como un camión sin frenos, un defensa blanco por detrás para derribar a Maradona, pero no para detener lo que el destino tenía ya escrito aquel día soleado en la Ciudad de México.
“Gooooool. Goooool”, gritó desenfrenado Morales incluso antes de que el balón se metiera hasta el fondo de la portería.
En las imágenes, Maradona corre hacia la esquina derecha de la grada Norte del Estadio Azteca que se caía a pedazos y se fundía en un grito único que quedó grabado en la memoria de millones que fueron testigos de la extraordinaria jugada que quedó inmortalizada en una pequeña placa que recuerda el gol.
Aquel poema de Diego Armando Maradona le dio el pase a la semifinal que jugarían contra Bélgica, a quien derrotarían con un marcador de 2-0 a favor de los del técnico Carlos Bilardo y a la final contra Alemania que se jugó siete días después en el mismo escenario y que también ganarían 3 a 2 consiguiendo su segundo título mundial.
En el año 2002 la FIFA realizó una votación para elegir el mejor gol de la historia en la que participaron 341,460 personas de más de 150 países. En ella se eligió la jugada de 'El Pelusa' del 22 de junio de 1986 como el mejor gol de todos los tiempos, uno extraordinario que nadie superará.
Mira y escucha aquí la narración original de aquel gol memorable:
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