¿Verdad o mito? Esto es lo que ha dicho la ciencia sobre la Virgen de Guadalupe
Sin lugar a dudas, el ayate de la Virgen de Guadalupe es el símbolo religioso más venerado y popular de todo México. Hay personas que no profesan la religión católica, pero que aún así son guadalupanas. Basta decir que el 12 de diciembre, día de la fiesta de la virgen, cerca de 10 millones de personas visitan su santuario en la Ciudad de México.
La historia “oficial” del ayate de la Virgen de Guadalupe nos habla de un grandioso milagro. En su cuarta aparición al indígena Juan Diego, la virgen le pidió que como prueba para que el obispo le construyera un templo, recolectara rosas del cerro del Tepeyac y las llevara en su ayate, para después mostrárselas y así comprobar que lo mandaba la madre de Dios.
La leyenda dice que cuando Juan Diego estuvo frente al obispo, dejó caer las rosas de su manto. Entonces quedó revelada la imagen de la Virgen de Guadalupe, que se había dibujado milagrosamente sobre la tela que portaba el indígena, y que a partir de ese momento se convertiría en un objeto religioso de sumo valor.
Este mito se ha transmitido de generación en generación y sustenta la fe de millones de mexicanos. Pero, ¿qué análisis científicos se han realizado a este objeto tan venerado, que demuestren que tiene un origen divino? A continuación veremos algunas cosas que dice la ciencia sobre la imagen de la guadalupana.
#1 Los ojos de la virgen
En el año 1929, un fotógrafo llamado Alfonso Marcué González descubrió una figura humana microscópica en el ojo derecho de Guadalupe.
Desde entonces, otros fotógrafos han tomado instantáneas de los ojos de la virgen y han hallado cosas interesantes.
Hubo un experto en procesamiento digital de imágenes, llamado José Aste Tonsmann, que hace más de 20 años decidió averiguar si había más figuras en esas pupilas.
Al agrandar las imágenes de los ojos de la virgen, descubrió que podían identificarse las siluetas de 12 personas, además de la que ya había sido encontrada en 1929.
En las pupilas de la virgen hay al menos 13 figuras que se pueden ver con suficiente detalle. Las mismas personas están impresas en ambos ojos.
Se supone que esos personajes son los que estaban presentes el día en que Juan Diego se apareció frente al obispo con el ayate, en diciembre de 1531.
Estas figuras corresponden a un indígena sentado, el perfil de un hombre anciano, el obispo Juan de Zumárraga, un intérprete llamado Juan González, Juan Diego, una sirvienta mulata y un hombre de rasgos españoles.
Además, en el centro de las pupilas se alcanza a distinguir otra imagen independiente a la anterior. Ésta corresponde a una familia indígena compuesta por una mujer, un hombre y algunos niños.
De acuerdo con José Aste Tonsmann, hubiera sido imposible para cualquier humano realizar estas figuras tan pequeñas en los ojos de la virgen. Sobre todo porque el milagro ocurrió hace casi 500 años.
#2 Los colores del manto
Otro punto que parece confirmar el milagro del ayate de la Virgen de Guadalupe es un estudio realizado por el Premio Nobel de Química, Richard Kuhn.
Tras analizar los pigmentos con los que fue realizado, concluyó que no pertenecían a ningún tipo de pintura de origen vegetal, animal o mineral. Tampoco se relacionaban con ninguno de los elementos químicos.
Dado que hace 500 años no existían los colorantes de tipo sintético, el origen de la pintura y los colores en el ayate parecen ser inexplicables.
Algo que vale la pena aclarar, es que otro estudio hecho con rayos infrarrojos reveló que muchos elementos de la pintura de la virgen fueron añadidos con el paso del tiempo y no son parte del diseño original.
Esto añadidos son: el bordado del manto, el ángel, la luna, la estrellas, los rayos dorados, el broche del cuello, el armiño en la mangas y las nubes color naranja que rodean la imagen.
Entonces, los colores o decoraciones que son realmente inexplicables son la túnica rosa que se ve abajo del manto, el color azul verdoso del propio manto y el color de la piel y de las manos de la virgen, que por cierto, también fueron retocadas.
#3 El material con que está hecho
Otro rasgo del ayate que ha sorprendido a varios científicos, es que la pintura de la virgen haya durado tantos años y se conserve en buen estado.
Según especialistas, este tipo de materiales naturales hechos a base de fibras de maguey no suelen durar intactos más de 15 o 20 años, pero éste ha permanecido en buenas condiciones por casi medio siglo.
De hecho, se cuenta que en el siglo XVIII se hizo una réplica del ayate en un material similar y ésta no duró más que los esperados 15 años.
Pese a esto, en fechas más recientes se ha argumentado que con los cuidados suficientes (como los que se le han dado al ayate) no es tan sorprendente que se conserve en buenas condiciones.
De hecho, otras pinturas mucho más antiguas, como los frescos de Pompeya, consiguieron sobrevivir a la erupción del volcán Vesubio, y cientos y cientos de años de olvido y lluvia.
#4 Estrellas del manto de Guadalupe
Un rasgo muy característico del manto de la virgen son las 46 estrellas con las que está adornado. Como no están distribuidas de manera simétrica, llamaron la atención de algunos investigadores.
A partir de los años 80, se empezaron a realizar estudios astronómicos para tratar de identificar constelaciones o patrones en las estrellas de la guadalupana.
En el año 2012, salió a la luz un libro llamado Las constelaciones en la imagen de la Virgen de Guadalupe, escrito por el doctor Fernando Ojeda Llanes, donde se explican qué constelaciones forman parte del manto.
De acuerdo con el autor, es posible identificar 12 formaciones estelares, así como el planeta Júpiter, que curiosamente están distribuidas en el mismo orden en que se encontraban en el cielo de México el 12 de diciembre de 1531 (cuando el milagro del ayate ocurrió).
Esta información sin duda suena curiosa y hasta increíble. Sin embargo, es importantísimo recordar que las estrellas en el manto de la virgen fueron añadidas después de 1531, así que esta disposición estratégica se debe a manos humanas.
#5 Creencias no comprobables
En Internet abunda una gran cantidad de información sobre la Virgen de Guadalupe. Incluso puedes encontrar supuestas evidencias científicas muy sorprendentes que no tiene un sustento real.
En primer lugar, se dice que no se han encontrado rastros de pintura en el ayate y ninguna técnica pictórica se puede identificar. Esto es falso, ya que como te explicamos, hay partes que fueron añadidas después de 1531 y la ciencia lo ha demostrado.
De hecho, especialistas en pintura han dicho que muchos de los añadidos de la virgen no fueron realizados por personas diestras, así que incluso podemos encontrar algunos errores técnicos en partes como las manos.
También se ha hablado de que el ayate conserva una temperatura constante de 36.6 grados centígrados (similar a la del cuerpo humano), y que se han detectado latidos de corazón provenientes del vientre de la virgen. Esta información no tiene ningún respaldo científico.
Muchos de los estudios que cita la iglesia sobre el ayate fueron realizados en el siglo XVIII o antes de ese tiempo, como el que realizó el pintor Miguel Cabrera.
El artista atribuyó propiedades sobrenaturales a la imagen, pero sus juicios son muy cuestionables considerando la época en que vivió y que no era un científico sino un pintor.
Otros tesoros religiosos estudiados por la ciencia
El caso de la virgen de Guadalupe no es el único que ha despertado el interés de los científicos de todo el mundo. De hecho, los temas religiosos son un objeto de estudio que provoca mucha curiosidad entre especialistas de distintas ramas del conocimiento. Ahora veremos algunos ejemplos muy famosos de esto.
Sudario de Turín
Seguramente has oído hablar de esta importante reliquia católica. Se supone que esta tela de cuatro metros fue el envoltorio con el que se cubrió a Jesucristo después de ser crucificado.
En la tela se puede ver plasmada la imagen de un hombre joven que sufrió varias heridas antes de morir. Estas heridas aparentemente corresponden a las que se infligieron a Jesús antes y durante la crucifixión.
En el año 1988, la iglesia católica autorizó que se realizaran pruebas científicas al santo sudario. Estas concluyeron que se trata de una obra realizada entre el siglo XI y XII de nuestra era, de modo que no pudo pertenecer a Jesús.
Desde entonces, la iglesia no ha afirmado ni negado su autenticidad. Sólo ha dicho que se trata de una reliquia y un símbolo muy importante para la fe.
Pese a la conclusión científica sobre su antigüedad, hay aspectos del sudario de Turín que desconciertan a muchos investigadores. Uno de ellos es que no explican qué técnica hizo que la imagen del hombre crucificado se imprimiera en la tela.
El sudario se ha estudiado mucho y la imagen que se ve en él no se trata de una pintura ni una mancha. De hecho, hay rastros de sangre auténtica tipo AB y por lo tanto de ADN.
Otra cosa bastante curiosa del santo sudario es que es una especie de negativo de una fotografía. Pudo verse plenamente cuando un fotógrafo llamado Secondo Pia le tomó una foto. Entonces se reveló la maravillosa imagen de este hombre crucificado.
El arca de Noé
Aunque no se trata de un objeto que podamos contemplar en ningún lugar y por tanto es imposible realizarle pruebas, este episodio de la Biblia ha sido analizado por la ciencia.
En el pasaje bíblico se relata que Dios vio que la Tierra estaba corrompida, así que tomó la decisión de provocar un diluvio que eliminara la maldad del mundo.
Eligió al piadoso Noé y su familia para que fueran los únicos sobrevivientes, así que le ordenó construir un arca tan grande que pudieran caber en ella un macho y una hembra de todas las especies animales.
La Biblia nos relata que este diluvio ocurrió durante 40 días y 40 noches, y bastó para eliminar a todos los humanos pecadores del mundo.
La explicación científica de este pasaje tiene que ver con una gran inundación que ocurrió en la región de Ur (Mesopotamia) hace 3,500 años, de la cual hay evidencias en el subsuelo y los registros históricos del lugar.
Esta inundación fue provocada por las crecidas inusuales de los ríos Tigris y Éufrates, que fueron devastadoras para los habitantes de esa región.
Como verás, algunas de nuestras creencias religiosas más arraigadas han sido objeto de estudios científicos con resultados de todo tipo. Está en nosotros aceptar estas evidencias o mantenernos fieles a nuestras convicciones espirituales. Lo único importante es siempre respetar la fe de los demás y entender el trasfondo simbólico en los “milagros” más increíbles.
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