La teletransportación en la vida real es posible, pero no como la imaginabas
La teletransportación en la vida real es posible y algunos científicos ya la han utilizado, pero no es como la hemos visto en películas.
La ciencia ficción en la cultura popular ha planteado escenarios en los que es posible transportar objetos grandes o personas de un lugar a otro de manera inmediata.
De esta manera, la teletransportación ha sido concebida como una situación futurista hipotética o que necesita de tecnología fuera de este mundo para ser lograda.
La teletransportación en la vida real sí es posible, pero no de la manera en la que la ha retratado la ciencia ficción. Por el momento, no es posible transportar humanos, pero sí ha ocurrido con otros elementos.
Para teletransportar un objeto se necesita desintegrarlo; es decir, se tienen que romper todos sus átomos y moléculas para después volverlo a integrar en el destino.
En el caso de una persona, no solo estamos formados de átomos, por lo que se tendrían que deshacer todos nuestros órganos, incluido el cerebro que, a su vez, es donde ocurren todos los procesos físicos, químicos y emocionales, los cuales no hay manera de destruir y volver a construir.
¿Entonces sería más sencillo teletransportar un objeto inanimado, como una taza? Tampoco es tan sencillo. Para que esto ocurra, el objeto se debería desintegrar por completo, lo cual requeriría grandes cantidades de energía.
Después habría que utilizar la misma energía para reconstruir las partículas y estas tendrían que liberarla, pero no habría un lugar donde depositarla y tampoco se sabe cómo se liberaría esa energía.
Es por eso que todavía no sabemos de casos de teletransportación de objetos cotidianos, pero sí de partículas individuales a través de procesos cuánticos.
Los físicos han logrado enviar partículas en estado cuántico de un lugar a otro como si fueran ondas electromagnéticas, pero se trata de fotones o partículas elementales.
La diferencia entre una partícula de este tipo y las que conforman a los seres humanos es que las personas no solo dependen de las partículas, sino de la interacción entre ellas.
El envío de una partícula individual en estado cuántico requiere el enlace de dos partículas que comparten el mismo estado e, incluso estando separadas, lo que le ocurre a una también sucede en la otra.
De esta manera, uno de los fotones puede ser enviado a kilómetros de distancia y los cambios que le realicen a uno ocurrirán también en el otro. Eso es la teletransportación cuántica.
Entre más grande sea la distancia de transportación más difícil conseguirla, pero los científicos trabajan en sistemas cada vez más eficientes para lograrlo.
Esencialmente, estos envíos se realizan con fines experimentales para enviar información encriptada a través de partículas que no pueden ser intervenidas.
Cabe destacar que la teletransportación cuántica no ocurre desapareciendo la información o las partículas en un extremo y haciéndolas aparecer en otro, sino el proceso que sea aplicado en un lado tendrá consecuencias en la partícula de llegada.
Albert Einstein concibió el entrelazamiento cuántico como una ‘acción espeluznante a distancia’; sin embargo, cada vez son más los avances científicos para mejorarlo y ahora es posible, aunque todavía hay mucho camino por investigar.
Los científicos están trabajando en desarrollar un entrelazamiento cuántico estable que podría ser una red de comunicación totalmente segura imposible de hackear.
Por el momento, la ‘teletransportación’ solo funciona con partículas individuales cargadas de información, pero la ciencia no descarta que en el futuro podría funcionar con humanos, como lo hemos visto en películas.
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