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La nadadora mexicana que quería ser astronauta, pero al final se enamoró del agua

Publicado 29 Jul 2021 – 04:36 PM EDT | Actualizado 29 Jul 2021 – 04:36 PM EDT
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Nuria Diosdado es una atleta sumamente talentosa, que debutó en los Juegos Olímpicos cuando tenía 22 años (en Londres 2012).

Originaria de Jalisco, inició su entrenamiento en nado artístico siendo una niña de apenas 8 año. Su amor por el deporte se tradujo en varias medallas, pero antes de eso sus sueños estaban fuera de la Tierra.

Cuando era pequeña estaba decidida a ser astronauta, ya que quería estudiar las galaxias y descifrar los misterios que alberga el espacio. El hecho de que existiera poca información sobre los lugares más allá de la Tierra despertaba el interés de Nuria.

Sin embargo, el nado sincronizado le ofreció la mejor oportunidad para conocer de primera mano cómo sería estar en el espacio, pero sin viajar fuera del planeta.

Bajo el agua, la chica tiene la posibilidad de moverse 360 grados y libre de las restricciones que la fuerza gravitacional ejerce en las personas cuando se desplazan en la superficie.

Esto debido al principio de Arquímedes, ya que el agua genera una fuerza opuesta a la gravedad terrestre; es decir, en lugar de que una persona sea jalada hacia abajo, es empujada hacia arriba. Esto da la sensación de que no hay gravedad debajo del agua, ¡justo como en el espacio!

El segundo aspecto de la experiencia espacial es el silencio, ya que el espacio es un lugar prácticamente sin ruidos. Este aspecto se debe a que en el cosmos no hay muchas superficies que permitan la propagación de ondas sonoras.

Sumergida completamente en el agua, la atleta mexicana no puede escuchar nada; incluso cuando se reproduce la canción de su rutina, el ‘ruido’ tiene una sensación de silencio.

De acuerdo con los expertos, en el agua los sonidos son sumamente bajos porque el líquido no está comprimido; en consecuencia, la absorción de las ondas sonoras es mínima (el efecto contrario a lo que ocurre en la atmósfera).

Cuando creció, Nuria Diosdado dejó a un lado la idea de convertirse en astronauta, pues ya se había enamorado del agua. Optó por estudiar istración de Negocios y se graduó un año después de competir en sus primeros Juegos Olímpicos.

Hoy en día, la deportista puede disfrutar de una experiencia similar a la que tienen los astronautas en el espacio, sólo que ella la vive cada vez que se sumerge en el agua, así que logró cumplir (indirectamente) su sueño.

¿Sabías que esta atleta mexicana quería ser astronauta antes de practicar el nado sincronizado? Cuéntanos en los comentarios tu opinión al respecto.

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