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Mundo

Una isla entre el mundo árabe y el occidental.

Publicado 16 Abr 2007 – 06:56 AM EDT | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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Si bien la región del golfo Pérsico no es la más popular entre los turistas hoy por hoy, hay en este golfo una isla que se destaca por la calidad de sus servicios, la seguridad que le brinda al turista, y las maravillas que tiene para ofrecerle.

Estamos hablando de Bahrein, un país isla frente al reino de Qatar. Con una población de  algo menos de medio millón de personas y una superficie que apenas alcanza los 50 kilómetros de largo y los 15 de ancho, Bahrein es un destino perfecto para el turista que busca conocer sobre el mundo del Islam, y sentirse seguro como en casa.

Esta pequeña nación árabe impostada frente a la península arábiga se caracteriza por combinar a la perfección los elementos de la modernidad frutos de la proliferación de la industria petrolera, con las costumbres y la riqueza de una nación musulmana.

Manama, la capital del pequeño estado de Bahrein, tiene unos 160 mil habitantes y llama su atención por el choque y la combinación de dos culturas. Grandes y modernos edificios al mejor estilo de Nueva Cork o Tokio se mezclan con mezquitas construidas hace cientos de años. Esta es una ciudad muy activa y llena de jóvenes que concurren a dos de las universidades más importantes de todo el medio oriente. Museos y mezquitas abren las puertas a los visitantes y no hacen más que deslumbrarlos.

Manama y todo el estado de Bahrein tienen una fuerte tradición liberal y esto hace que la religión musulmana se abra al extranjero y le enseñe todo su esplendor.  La arquitectura y las costumbres árabes se disfrutan aquí casi como en ningún otro lugar del mundo.

En lo que respecta a paseos, no podemos dejar de visitar el soukh, es imperdible caminar por el mercado central, perdiéndonos en aromas, colores y sonidos exóticos. Todo se vende y se compra aquí. Telas y alfombras maravillosas, perlas y productos decorados en oro, especias que no conocemos y harán deleitar el paladar en una buena comida, animales, artesanías, todo al alcance de la mano. La música típica se escucha desde todos los rincones y nos envuelve una cultura y una forma de vida impactante.

Para los que aman la arquitectura persa o para quienes quieren descubrirla, la casa De Siyadi y las mezquitas del al-Khamis-Khamis o la del Viernes son excelentes paseos. Para los que busquen artículos de oro, los mercados están repletos de ellos y si no encuentran lo que están buscando siempre pueden encargárselo a un artesano, siempre antes negociando y pactando el precio.

La naturaleza nos regala un paisaje de desierto salpicado por oasis o centro petroleros. Lamentablemente la contaminación es un problema para este pequeño país ya que la industria del petróleo y todo su procesamiento no hace otra cosa que dañar los territorios más naturales.

¿Consejos? El respeto y la palabra son muy importantes para la sociedad de Bahrein por lo que conviene actuar con perfil bajo. Regatear se usa en los ambientes más informales pero no está tan institucionalizado como en el resto del mundo árabe. El inglés es el único idioma para hacernos entender y fuera del circuito turístico podemos tener algún problema si no contamos con un traductor. En lo que respecta al atuendo a usar, debemos llevarnos ropa cómoda y muy liviana porque el clima suele ser árido y bastante caluros (siempre que salgamos llevemos una botella de agua fría)

Bahrein es un lugar genial para conocer la siempre atractiva cultura musulmana y a la vez descubrir un mundo lleno de modernidad petrolera, carreras de caballos y hasta de de fórmula 1 dónde todo parece posible y nada es lo que parece.  

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