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6 sorprendentes cosas que tienes que saber sobre el juicio a Galileo, el ataque a la ciencia más famoso de la historia

Publicado 29 Feb 2016 – 02:00 PM EST | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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El pasado 24 de febrero se cumplieron 400 años del dictamen de la Inquisición que declaró herética y absurda la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico. Al día siguiente se acrecentó el hostigamiento contra Galileo Galilei que terminaría con el célebre juicio al físico y astrónomo pisano. Te invitamos a conocer o a recordar en 6 notas los principales eventos en torno al famoso proceso a Galileo.

6. Copérnico enciende la hoguera

La obra de Copérnico, Sobre las revoluciones de las esferas celestes, en la que postuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, contrariando la geocéntrica de la iglesia, fue publicada póstumamente en 1543, mismo año de su muerte, pero no por miedo al Santo Oficio.

Las ideas de Copérnico ya se conocían e incluso eran acogidas con beneplácito por parte de la iglesia, ya que permitían fijar con mayor precisión algunas fechas importantes. Por ejemplo, la pascua de resurrección o domingo de gloria, que es el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera del hemisferio norte.

Pero llegó la Reforma Protestante con su posición de retornar a la iglesia a sus raíces primitivas y la revolucionaria teoría de Copérnico fue puesta bajo acusación. El tratado fue a parar al temido Índice de libros prohibidos.

5. Galileo le añade combustible al fuego

En 1610, Galileo publicó El mensajero sideral, en el que recogió las primeras observaciones relevantes que había hecho con su telescopio. Habló de la Luna y de las estrellas y quizá la cosa no hubiera pasado a mayores si no refiere su descubrimiento de que Júpiter tenía 4 lunas.

Fue una ofensa para la iglesia; sí alguien afirmaba que alrededor de Júpiter giraban 4 satélites, quería decir también que la Tierra no era el centro de nada, e incluso estaba en desventaja con respecto a otros planetas.

4. Un lento proceso en la corte inquisitorial

Sí al Vaticano se le ocurriera ahorita cuestionar las ondas gravitacionales, al menos tendría el cuidado de hacerse oír a través de uno de sus competentes sacerdotes-astrónomos que trabajan en el observatorio astronómico de la Santa Sede.

El dictamen sobre la obra de Copérnico, apoyada por Galileo, se demoró hasta 1616, pero no porque los astrónomos del Papa estuvieran debatiendo técnicamente las ideas. En la comisión evaluadora de la Inquisición no había ni un solo científico; todos eran teólogos.

3. Un juez de cuidado

A pesar del odio contra Galileo, la iglesia tenía presente que era un hombre de prestigio, a cuyas ideas había que oponer no solo la fe sino también algún razonamiento científico. El problema era que Galileo destrozaba a los astrónomos «geocéntricos» en los debates y al final a estos solo les quedaba la fe como argumento.

En 1611, el cardenal Belarmino ordenó a la Inquisición investigar a Galileo de manera discreta. Galileo debe haberse helado al saber que era objeto de interés por parte de Belarmino, el « martillo de los herejes», el mismo que 11 años antes había enviado a la hoguera a Giordano Bruno.

2. Su amigo más importante se hace su enemigo

En 1612, a falta de argumentos astronómicos, a Galileo le lanzan un formidable adversario bíblico desde los púlpitos, ¡Galileo contra Josué! ¡Galilei versus el patriarca que convenció a Dios para que detuviera la marcha del Sol a objeto de finiquitar una batalla!

Galileo logró sobrevivir a Josué, pero entre 1612 y 1622 debió emplear buena parte de su tiempo en defenderse de sus enemigos reales. En 1623 fue elegido Papa su protector Maffeo Barberini, como Urbano VIII, y el astrónomo vivió un periodo de relativa tranquilidad hasta 1632.

Ese año estremeció los cimientos de toda Roma con su obra Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, en la que se adhiere abiertamente a la teoría de Copérnico. Hasta su amigo el Papa cambia de bando y la Inquisición le abre juicio.

1. ¡Y sin embargo se mueve!

En 1633, Galileo es conminado a confesar su herejía, con promesa de tortura y muerte si no lo hace. El sabio confiesa y es condenado a cadena perpetua. Le dan la opción de cambiar la prisión perpetua por arresto domiciliario permanente si reniega de sus ideas.

Galileo abjura y pasa a tener casa por cárcel. La versión de que terminó su abjuración con la famosa frase « Y sin embargo se mueve» no tiene mucha credibilidad, ya que Galileo era osado pero no loco. Sí dijo tal cosa, seguramente fue en otro momento. Vivió confinado en sus residencias hasta su muerte en 1642.

Solo se le permitió mudarse a una casa cerca del mar cuando quedó ciego y su salud empeoró. Sin embargo, mientras pudo, siguió escribiendo y sus amigos visitantes se llevaban los manuscritos, los cuales eran publicados en Francia.

¿Conocías el que es quizá el proceso más importante en la historia de la ciencia?

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