La razón por la que Frida Sofía tardó en denunciar el abuso: los expertos te explican
Desde que Frida Sofía dio a conocer que fue abusada por su abuelo (el cantante Enrique Guzmán) la joven modelo ha enfrentado el escrutinio público alrededor de toda su situación.
Si bien la hija de Alejandra Guzmán cuenta con el apoyo de miles de seguidores y figuras públicas, también están los que la revictimizaron de manera cruel.
Mientras Frida lleva su caso a los tribunales, es común que se tope con una sola pregunta insidiosa en sus redes sociales: «¿por qué tardaste tantos años en denunciar?»
Frida Sofía tiene 29 años de edad y comenzó a vivir abusos desde los 5. Para sus detractores, el hecho de "haber esperado tanto" para contar su historia, es prueba suficiente de que "está mintiendo".
Aún en la actualidad, la carencia de empatía y la desinformación con respecto a la mentalidad de las víctimas de abuso, son factores que fomentan la defensa de los abusadores.
Por ello, psicólogos y estudiosos de temas de violencia como Jason Whiting, tienen que explicar una y otra vez el por qué una víctima denuncia hasta que se siente lista.
De la misma forma en que un abuso puede tardar en reconocerse, las personas agredidas saben del juicio social que les espera cuando cuentan lo que vivieron, en especial si su agresor es alguien cercano.
En su momento, Frida Sofía manifestó en entrevista con Gustavo Adolfo Infante, que ella creía que lo que le hacía su abuelo era una "muestra de cariño".
Y es que además, cuando los abusos se dan por parte de un allegado, el agresor no llega golpeando y gritando.
En realidad, es más probable que se aproveche del "lazo intrínseco" que tiene con su víctima para decirle que "le hace cariñitos"; sin mencionar que muchas veces, las caricias no consensuadas se llevan a cabo luego de regalos o palabras alentadoras.
En su experiencia, Whiting manifiesta que un abuso sexual puede generar shocks y múltiples negaciones a nivel psicológico. Cada quien lo maneja de diferente forma, pero el hecho de tardar en reconocerlo y denunciarlo, NO lo hace menos grave.
Una víctima cuenta su historia cuando se siente lista y abandona su ciclo de violencia, NO cuando la sociedad cree que debió hacerlo.
Ahora bien, clasificar el impacto de los abusos en la vida de una persona, es tan difícil como estar en sus zapatos. Pero claro, eso no impide que la cultura (en especial la latinoamericana) exija que las mujeres agredidas alcen la voz... así se trate de niñas que no comprenden lo que les pasa.
Hay todo un sistema acuñado a las percepciones contemporáneas de convivencia, pero para explicar por qué nunca debe menospreciarse una denuncia tardía, está la teoría de la indefensión aprendida (del psicólogo Martin Seligman).
Ésta explica que la víctima aprende a permanecer callada e indefensa para no despertar la ira de su agresor o los juicios de sus familiares; e incluso para hacerse creer a sí misma que nada ocurrió.
Suena aberrante, pero la negación ante hechos traumáticos puede durar años si no se atiende a nivel psicológico. En añadidura, se agrava cuando la permanencia de la víctima en un entorno violento es inevitable, algo muy común en abusos dentro del nucleo familiar.
Conforme el entendimiento social hacia otros avanza, la educación es fundamental para nunca descartar los testimonios de una víctima. Cualquier mujer u hombre que vive abuso sexual, merece empatía y reconocimiento de su dolor, no cuestionamientos basados en los "hubiera".
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