¿Por qué los virus son mucho más difíciles combatir que las bacterias? Expertos responden
Desde el primer brote de coronavirus, miles de expertos y especialistas en salud, se han encargado de estudiar la enfermedad para así poder desarrollar una cura. Sin embargo, este proceso se ha dificultado debido a la alta complejidad del COVID-19.
Conocer el origen de una enfermedad es primordial para saber qué tratamiento seguir. Según la ciencia, la mejor forma de hacerlo es a través de los síntomas y malestares generados, gracias a ellos podemos descubrir si se trata de una enfermedad viral o bacteriana.
Los síntomas más predominantes del coronavirus son fiebre, malestar general, dolor de garganta, tos y en casos graves, dificultad para respirar. A partir de estas señales y como su nombre lo indica, el COVID-19 tiene un origen vírico que, a diferencia de una enfermedad bacteriana, es mucho más difícil de combatir.
Si bien los antibióticos son capaces de acabar con las bacterias (en la mayoría de los casos), el coronavirus no respondería a este tratamiento, pues aún no se dispone de un arsenal antiviral que tenga la misma efectividad. Es por eso que, en muchas ocasiones, la cura reside en el sistema inmunitario del paciente.
El profesor titular del Departamento de Microbiología y Ecología de la Universitat de València, España, Sergi Maicas Prieto, argumenta que la razón por la que aún no existe una cura para este padecimiento, reside en su origen y su composición molecular.
Con el fin de que conozcas todo lo que debes saber acerca de esta enfermedad, te presentamos las diferencias que existen entre una infección vírica y una bacteriana, sus complicaciones y cual es la forma correcta de combatirlas.
Infecciones causadas por bacterias
Las bacterias son organismos vivos unicelulares que no poseen un núcleo definido (procariotas), a diferencia de las células humanas (con núcleo, eucariotas). Cuando estas conviven con nosotros, forman parte de lo que conocemos como microbiota.
Existen decenas de miles de especies dentro de nuestro cuerpo, por lo tanto, de acuerdo con los especialistas, podríamos considerarlas como un órgano más.
La coexistencia entre nuestra células con núcleo y las bacterias suele ser pacífica. Esto se debe a que, gracias a la ciencia, tenemos un amplio conocimiento respecto a su funcionamiento, lo que nos permite controlar sus mecánicos patogénicos y, así, combatir las enfermedades que producen sin tanto problema.
Tratar una enfermedad bacteriana, si se dispone de un antibiótico adecuado, puede ser relativamente fácil y eficaz. Sin embargo, también hay algunas excepciones como la neumonía o tuberculosis, enfermedades que cuentan con una mayor resistencia a los medicamentos y suelen presentar síntomas que pueden llegar a ser mortales.
Infecciones causadas por virus
Los virus son agentes infecciosos que necesitan protegerse y resguardarse en huéspedes vivos —como los seres humanos, las plantas o los animales— para multiplicarse y sobrevivir.
Cuando un virión (estos es, un virus en fase extracelular) posee la llave de la cerradura que permite el a la célula, la puerta se abre y se desencadena la infección vírica. Es decir; cuando un virus entra al cuerpo humano, decide y selecciona de manera más o menos específica, la forma en la que se resguardará en el organismo, una vez que logra ingresar, es cuando los síntomas comienzan a manifestarse.
Cuando el virus ha logrado ingresar a las células, toma el control del organismo, a costa de la destrucción total o parcial del propio huésped. Para ello, se valen de múltiples estrategias que suelen ser mucho más poderosas que el mismo sistema inmunitario.
La dificultad para terminar con estos padecimientos reside en que los antibióticos no tienen ningún efecto sobre ellos. Incluso, utilizar este tipo de compuestos ante una enfermedad vírica, puede afectar gravemente a nuestra salud.
¿Existen tratamientos antivirales?
Si no existe una patología previa o nuestro sistema inmunitario no está debilitado por otra causa, las consecuencias de una virosis pueden ser leves, como ocurre con un resfriado común.
En estos casos, el cuerpo reacciona y soluciona el problema de manera autónoma. Solo nos supone una semana de debilidad que, para casi todos, suele aliviarse con tratamientos sintomáticos como los analgésicos o antihistamínicos.
Para luchar contra un virus más agresivo y con patologías más graves, se dispone de algunos fármacos antivirales, cuyo objetivo es bloquear la adhesión del virus a la célula y así impedir que se multiplique y tome control del cuerpo humano.
¿Antivirales o vacunas contra el coronavirus?
El VIH, por ejemplo, puede tratarse con la istración de antirretrovirales, que tienen como finalidad atacar a una proteína específica que no permite al virus replicarse. Sin embargo, frente a otros padecimientos respiratorios como el coronavirus o la gripe, esta estrategia es casi imposible.
A pesar de que la comunidad científica ha intentado atacar al COVID-19 con antivirales efectivos frente a otros virus como el del Ébola, Marburg o MERS, aún no se cuenta con una vacuna o un compuesto que les permita reducir o prevenir los síntomas.
Por lo tanto, advierten los expertos como Sergi Maicas Prieto, será necesario que se estudien todas y cada una de las vacunas disponibles para ver cual es la que mejor funciona ante el coronavirus. Solo así, será posible encontrar la cura ante esta enfermedad.
Mientras la comunidad científica trabaja para encontrar una solución ante este virus, es nuestra responsabilidad como ciudadanos ser responsables y seguir, al pie de la letra, las recomendaciones sanitarias impuestas por la Organización Mundial de la Salud ( OMS).
Recuerda que disminuir la curva de contagios por coronavirus está en nuestras manos. Se consciente, solidario y mantente informado con medios especializados y verificados como la OMS, la Secretaría de Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ( CDC).
Y tú ¿cómo te estas protegiendo ante el coronavirus? Cuéntanos en los comentarios.
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