El saludo al sol es una oportunidad para sanarte: aprende los beneficios de esta legendaria práctica
En casi todas las culturas, la luz es el símbolo máximo de iluminación, es decir, de conocimiento (y autoconocimiento). La oposición con la oscuridad, en términos de bondad y maldad, sabiduría e ignorancia, libertad y opresión, ha moldeado la espiritualidad de muchas religiones y tradiciones esotéricas alrededor del mundo. Y el sol fue la primera y principal fuente de luz para los antiguos.
Por miles y miles de años, las religiones de la India, especialmente el hinduismo, han demostrado devoción y reverencia al sol. Estos últimos lo llaman Surya. Lo llaman «el que vivifica», porque alimenta a la humanidad en más de una manera. De acuerdo a Yoga Journal, los yoguis de la antigüedad enseñaban que cada uno de nuestros cuerpos replica el mundo: «ríos, mares, montañas, campos [...], estrellas y planetas [...], el sol y la luna», dice, según el sitio, el Shiva Samhita, un texto clásico de yoga. El sol que vemos afuera, explicaban, es en realidad un símbolo de nuestro propio sol interior, que corresponde a nuestro centro espiritual; allí se concentra toda nuestra sabiduría y conciencia.
Del corazón (es decir, del centro de nuestro cuerpo) emana toda nuestra energía espiritual. Así como el sol es una fuente de luz por sí mismo, nuestro centro espiritual es el que crea nuestras ideas y nos mueve adelante. La luna en nuestro cuerpo, para los yoguis, sería el cerebro: puede reflejar la luz y alumbrar, aunque no tanto, y tampoco puede producir nada por sí mismo.
Saludo al sol: beneficios que no solo se manifiestan en el cuerpo
Por ser un ejercicio de calentamiento de yoga bastante conocido y repetido, los practicantes de yoga no suelen internarse en la práctica del saludo al sol como una tarea consciente y espiritualmente enriquecedora. Su nombre en sánscrito, Surya Namaskar, dice mucho de esta práctica. De acuerdo con Yoga Journal, la raíz nama significa ‘reverencia’ y también, en algunos casos, puede significar algo parecido a ‘yo no’, una negación del ego en la entrega hacia una divinidad, como es el sol.
«Por supuesto que es un saludo hermoso, pero también fue creado para ser una experiencia transformadora que liberara la carga de nuestras obsesiones personales, dejándonos volver a nuestra esencia original», dice Shiva Rea, fundador del Prana Vinyasa Yoga, un estilo de yoga que se basa en la comprensión del prana, la esencia de la vida.
Toda la secuencia del saludo al sol se basa en reverencias. Con algunas posturas abrimos el pecho y nos entregamos al sol; por ejemplo, cuando hacemos la cobra, la estocada o la montaña. En cambio, con las posturas que exigen una flexión de columna, nos postramos ante la divinidad; estas son la flexión de pie hacia adelante, el perro boca abajo y la postura con las rodillas, el pecho y el mentón en el suelo.
El saludo al sol puede considerarse una práctica todo en uno: un ejercicio espiritual y físico, dinámico y consciente, que trabaja los grandes grupos de músculos y apunta a aliviar las tensiones en las principales articulaciones. Es especial para las mañanas, porque despierta tu voluntad de hacer y de moverte para conseguir lo que quieres y tu confianza en ti misma. Todo esto además de mejorar la circulación y comenzar a mover el cuerpo para prepararlo para el día.
Tendrás más confianza en ti misma
A través de este ritual se invoca la energía del sol para iluminar el cuerpo y la mente de quien lo practica, avivando su fuego interior. Este puede ser representado por el tercer chakra, el centro de la voluntad y del poder personal, de las decisiones, de la personalidad. Si sientes que tienes poca confianza en ti misma, que te da ansiedad llegar a trabajar, que no tienes demasiado control sobre tu propia vida, que quieres dirigir el barco que la contiene hacia el puerto que tú quieras, esta es tu práctica de las mañanas.
Al estimular el tercer chakra, el del sol, te iluminarás: tendrás más claridad mental y podrás juzgar desde un punto de vista más objetivo lo que sucede en tu vida. Establece una intención clara al realizar este ejercicio y te llegará del astro la idea, la voluntad o la confianza que te falta para hacerla realidad. Realizar esta práctica todas las mañanas mejora la disciplina no solo en el área del cuidado personal, sino en todas para las que necesites un poco de orden. Si quieres resultar asertiva, tener relaciones armoniosas con quienes te rodean y obtener los resultados esperados en cualquier ámbito que te propongas, practica el saludo al sol.
Mejorarás tu digestión
El chakra solar no solo te ayuda a utilizar tu poder y tu voluntad de manera sabia. El fuego interior está representado por el ácido estomacal, por lo que, para el yoga, estimular el tercer chakra es estimular la digestión.
En el plano físico, posturas como la estocada, el perro boca abajo, la flexión hacia adelante y la cobra estimulan el proceso digestivo a través de la presión en varias partes del abdomen. Olvídate del café de las mañanas, que solo te produce ansiedad, y usa esta práctica para ayudar a tu organismo y además mantenerte energizada por el resto del día.
Flexibilizarás y tonificarás los músculos
El saludo al sol es una de las prácticas más exigentes del yoga. De acuerdo a Do You Yoga, el saludo al sol flexibiliza los músculos isquiotibiales y abre el pecho y los hombros. Al moverte entre las posturas, lubricas las articulaciones más importantes: las de las muñecas, los codos, la cadera, las rodillas, los tobillos, los hombros... El saludo al sol permite mantener a través del tiempo (y hasta muy avanzada edad) el movimiento integral del cuerpo.
Este ejercicio también cuida, fortalece y flexibiliza la columna, y una columna sana es el primer pilar (valga la redundancia) de la salud de todo el cuerpo. Somos tan jóvenes como nuestra columna.
Estarás más centrada y en calma durante el día
El estrés es el estado mental más común de una vida ajetreada llena de responsabilidades laborales, familiares y sociales en un mundo altamente competitivo y en el que no queda tiempo para nada. Los movimientos gentiles pero dinámicos de este saludo son especiales para soltar y aflojar las rígidas partes de un cuerpo que ha estado muy quieto durante las horas de sueño o de trabajo en la oficina.
Al ser una meditación en movimiento, te mantendrá en calma durante las horas siguientes a la práctica. El hecho de inspirar para determinadas posturas y exhalar para otras, de manera intercalada, te permite concentrarte nada más que en la respiración y en los movimientos de tu cuerpo. La práctica te desconecta de las preocupaciones diarias, te da un espacio para ser tú misma, tu ser original, y unirte con la divinidad. El resultado es una sensación de felicidad verdadera que no puedes esconder.
Practicarás el respeto
La práctica diaria de saludo al sol nos regala un momento para contemplar el cuerpo. No somos iguales todos los días: al mover tu cuerpo, te darás cuenta de si se siente flexible y capaz o rígido y cansado. Como observábamos antes, el sol externo es un símbolo de nuestro fuego interior. Plegarte ante esta divinidad es plegarte también ante la que llevas dentro. Así, practicas el perdón y el respeto hacia ti misma.
Es importante no dejar que la práctica sea dominada por el ego, que puede lastimar nuestro cuerpo físico. No necesitas ir más allá de lo que puedes o que las posturas queden más estéticas; conoce tus límites, respétalos y no te frustres por no poder cruzarlos. Al practicar el respeto hacia tu persona, puedes comenzar a aplicarlo sobre las demás.
Con la práctica diaria, tu cuerpo se acostumbrará a las posturas y podrás modificar la secuencia según lo necesites. El yoga no tiene metas ni objetivos: es acción por el solo hecho de moverse, sin expectativas. Es un espacio para ti y tu cuerpo, que se mueven gentilmente y disfrutan el viaje.
Te sentirás agradecida
Reverenciar el sol es agradecer que un nuevo día comenzó y que estamos vivas, que podremos sacarle el jugo al máximo a todo lo que hagamos en estas 24 horas. Practicarás la gratitud de tener un cuerpo que puede moverse, de que tienes una vida que te permite 20 minutos de práctica para ti en las mañanas.
Cómo realizar el saludo al sol
El ejercicio puede tomar diversas formas: hay un saludo al sol, pero además un saludo al sol A y también un B. Nos centraremos el más sencillo de todos ellos, que incluye a su vez variantes que te ayudarán a alcanzar las posturas más fácilmente.
- Comienza en postura de la montaña, con la espalda completamente derecha, mirando al frente. Lleva tus manos juntas al pecho y exhala todo el aire de tus pulmones.
- Inhala y lleva los brazos arriba. Estírate.
- Exhalando, baja con la espalda derecha hacia una flexión hacia adelante, sobre ti misma. Apoya las manos a los costados de tus pies. Flexiona las rodillas todo lo que necesites.
- Inhalando, lleva la pierna derecha hacia atrás, estirada, y apoya los dedos del pie derecho.
- Retén el aire y lleva la otra pierna hacia atrás, para quedar en la postura de la plancha.
- Exhala mientras apoyas las rodillas, el pecho y el mentón en el piso.
- Deslízate hacia la postura de la cobra, inhalando; despega el pecho del piso y mantén los codos flexionados y las manos firmes en el suelo.
- Apoya los dedos de los pies nuevamente y exhala mientras te apoyas en tus manos para levantar la cadera y pasar al perro boca abajo.
- Inhala y lleva la pierna derecha adelante, entre las manos. Si no llegas, ayúdate de una de las manos para acercarla y posicionarla. Si prefieres, en esta postura puedes bajar la rodilla que está atrás al piso.
- Exhala y lleva el pie izquierdo junto al derecho. Quédate en esa flexión hacia adelante con las rodillas flexionadas. Aprovecha para descansar, dejando que todo el torso, los brazos y el pecho caigan.
- En la próxima inhalación, sube con la espalda redonda; lo último que debes hacer es despegar el mentón del pecho.
- Junta las manos en el pecho nuevamente y, tras algunas respiraciones, repite el ejercicio. Está bien comenzar con 3 vueltas y, a medida que el cuerpo pida más, ir aumentando la cantidad de repeticiones.
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