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Recordemos uno de los mejores films de los hermanos Coen: No Country For Old Men

Publicado 4 Ago 2016 – 02:37 PM EDT | Actualizado 26 Mar 2018 – 10:34 AM EDT
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¿Cuál es la característica más destacable de los hermanos Coen? Es una decisión difícil y hasta muy personal, pero si es necesario dar una respuesta rápida podríamos decir el humor negro que actúa en su mayoría como un guiño hacia el espectador.

Pero no todo es sátira en el universo de estos hermanos que ofrecen un cine diferente, también hay presencia del drama puro y duro; y el elemento adicional es que la mayoría de las tramas son situaciones que suceden a nuestro alrededor y a nosotros mismos. Son más vivenciales de lo que pensamos.

En No Country For Old Men es apreciable la influencia de varios actores: La ley, la justicia, la avaricia y la carencia de cualquier tipo de empatía. Todo esto lo vivimos cada día.

Se abre el telón

El film inició con la voz en off de  Ed Tom Bell ( Tommy Lee Jones), un sheriff descendiente de una larga cadena de hombres de la ley.

Está a punto de retirarse pero, al estar en esta perspectiva, es posible notar su asombro ante la violencia que caracterizan los crímenes en el momento en el que se desarrolla la película (inicio de la década de los 80).

Es así como los hermanos Coen dan la introducción a una historia violenta y de cómo actores ajenos se vieron involucrados por unas de las de emociones más primitivas del ser humano: la avaricia.

Otro factor interesante es la presentación de uno de los personajes más concisos y mejor construidos de los hermanos Coen: Anton Chigurh ( Javier Bardem).

El mundo se ha vuelto más peligroso, casi como un monstruo que arrolla y digiere todo a su paso.

Desde el desierto

Llewelyn Moss ( Josh Brolin) es un cazador de antílopes que se encuentra en su faena cuando se topa con un escenario aterrador. Hay varios muertos, sangre y cantidades intimidantes de droga. Avanza y a su paso encuentra a un cuerpo y, con él, un maletín con 2 millones de dólares. Empieza en conteo regresivo.

Paralelamente, Anton Chigurh es detenido y trasladado a una estación de policía. Con el rostro impávido, asesina al oficial que lo arrestó. Se lava las manos y busca no dejar ningún rastro a su paso.

Llewelyn sabe que lo buscarán y que la cacería apenas comienza. Hace los arreglos necesarios para escapar con su esposa, Carla Jean. Anton, por su parte, sigue la pista con tal rapidez que cualquier desliz puede ser muy peligroso.

Al margen, el sheriff Bell y su ayudante inexperto, Wendell saben lo que está a punto de ocurrir. Es como ver un choque en cámara lenta y no poder hacer nada al respecto.

La avaricia de Llewelyn sobre una fortuna que no le pertenece, lo que lo arrastra y se expone cada vez más, Anton lo persigue sin contemplaciones sin que nadie lo frene. Sólo interesa alcanzar su objetivo.

En este punto, el toparse con lo que parece ser el boleto para cambiar la vida de manera casi automática, es sólo apresurar el encuentro con la muerte.

Elementos de valor

Si bien está claro que los hechos desafortunados se deben a decisiones desafortunadas, hay componentes en el film que son simplemente memorables.

La constante presencia del desierto como ambiente principal es la representación de una especie de escenario de una batalla campal. Además, destaca la hostilidad de la que somos víctimas día a día.

Asimismo, está la poca presencia de la música durante el film. Son muy contadas las veces en las que este recurso aparece y a cambio los hermanos Coen apuestan por los silencios. Lo que contribuye a alimentar el suspenso y el drama.

Finalmente Anton Chigurh intepretado por Javier Bardem. El personaje aparentemente sencillo ofrece un nivel de complejidad que eleva el film. Es tal la influencia del personaje que inclusive se le han realizado estudios sobre su nivel de psicopatía y ocupa los primeros lugares de los villanos más despiadados del cine.

La falta de empatía, emociones o conexión con otras personas lo convierte en el perfecto asesino a sueldo: Es limpio y conciso en su trabajo.

La historia, por su parte, no es una pelea entre malos y buenos, es sencillamente una muestra de que nuestro mundo tiene un sinfín de dramas y matices.

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