Dulce de Membrillo
Se llama igual que su árbol, tiene forma parecida a la pera y un tamaño mayor al de una manzana; pero se destaca por su color amarillo ciertamente más dorado. Su piel es rugosa y su textura vellosa, un poco duro, pero valla valla, ¡tan aromático!
¿Qué es?, es el membrillo. Un fruto que no sirve de mucho crudo: amargo, astringente y algo desagradable; pero muy valorado una vez cocido, y ¡qué sabroso! Se usa en repostería, como guarnición de carnes rojas, para acompañar quesos como el requesón, nueces, cremas… y mucho más.
En la antigua Grecia, el membrillo era conocido como el fruto de la fecundidad y el amor; y por ello era ofrecido en los banquetes de las bodas, consagrado a los dioses.
Este fruto del otoño, reconocible a la distancia por su fresco aroma, es autóctono de los territorios centrales y al sur de Europa. De hecho, su origen parte en Cydon (según se cuenta), una ciudad en la isla de Creta, de donde toma su nombre científico: Cydonia oblonga.
Pero el membrillo no anda por el mundo haciéndose llamar Cydonia oblonga, es un fruto humilde y se conforma con un verano lo suficientemente cálido para su cultivo. Así, ha viajado por el mundo sin perjuicios, y hoy es ampliamente cultivado en Suramérica y toda la cuenca mediterránea.
Quizás su humildad se basa, en que si bien alguna vez fue llamado el fruto del amor y la fecundidad, el bien sabe que sus atributos no son para anta pompa: los nutrientes que aporta son bastante pobres, así como sus vitaminas, aunque si se destaca su contendido de fibras y taninos (que son los encargados dar al fruto su propiedad astringente tan característica)
Muchos le consumen como dulce (dulce de membrillo) y lo compran en las tiendas ya sea como jalea, mermelada o budín (barra). Pero es tan fácil hacerle que comprarle parece un desperdicio. Casero es más rico, y más aromático, porque cuando lo compramos la mayor parte del aroma se lo queda aquel que lo hizo y no lo vende.
Dulce de Membrillo
Esta receta está pensada para rendir 1 unidad. Su tiempo de preparación es de aproximadamente 20 minutos, a los cuales se le suman 50 minutos más o menos, de cocción, y dos días adicionales de reposo, para que finalmente el dulce este pronto.
Ingredientes:
1 kg de membrillos bien sanos
1 kg de azúcar, aproximadamente
Utensilios:
Una Olla grande, gruesa, profunda y de cobre o aluminio en lo posible
Cuchillo filoso
Procesadora
Tamiz
Un Bol mediano
Balanza de cocina
Cuchara
Molde para budín, de unos 20 cm. de largo
Foil (para cubrir)
Preparación:
Primero, lave bien los membrillos, córtelos en mitades longitudinales y colóquelos en la olla.
Después, cúbralos con abundante agua y lleve a hervir a fuego fuerte. Cocine unos 20 minutos a partir de que el agua hierva, o hasta que estén bien blandos.
Retire la olla del fuego y escurra con la cuchara retirando las semillas y el corazón. Y sin pelarlos triture en la procesadora, hasta lograr un puré. Entonces, páselo por el tamiz colocándolo en el bol, y luego péselo.
Luego, pese la misma cantidad de azúcar y colóquela en la olla junto con el membrillo. Lleve a fuego fuerte, hasta que hierva, revolviendo, con la cuchara de madera, con mucho cuidado pues salpica.
Entonces, baje a mínimo el fuego y continúe revolviendo mientras deja cocer unos 15 a 17 min.
Después, retire, vierta en el molde, emparejando y deje enfriar a temperatura ambiente.
Cubra el molde con foil y deje reposar, refrigerado 2 días. Pasados estos días desmolde y utilice, o conserve refrigerado, hasta el momento de usar.
Además de utilizarlo como dulce en el pan y las galletitas para el desayuno o la merienda, se le puede comer como postre. Por ejemplo, preparando un “Martín Fierro”: cortando en tajadas el dulce y acompañado con una porción de queso fresco o queso tipo eddam.
Via | ciberchef | platodeldia