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    Para los hispanos es más duro el primer año al salir de prisión: algunos datos para entender cómo es esta 'Segunda oportunidad'

    Lejos de lo que algunos piensan, quienes cometen delitos violentos son menos propensos a volver tras las rejas que los que incurrieron en otros crímenes. Cifras y estudios ayudan a comprender cuántos vuelven al encierro por un nuevo delito y de qué tamaño es el reto.
    (Read this article in English)


    Por:
    Tamoa Calzadilla.
    Ana María Carrano.


    Imagen Getty images/ Composition David Maris

    Las 72 horas después de la liberación son cruciales. El anhelado día que han estado esperando con conteos regresivos y rayas en la pared de una prisión, pueden convertirse en un sueño que se esfuma en tres días. Más de una decena de estudios y organizaciones consultadas explican cómo los programas de reinserción deben poner especial foco en esa etapa decisiva de transición hacia la libertad.

    De hecho, algunas asociaciones hacen un "check list" de las cosas que deben ocurrir en esos minutos para que el regreso a la sociedad sea exitoso. Otras enfocan su ayuda específicamente a ese período como 'The first 72+" y Re Entry 72, ambas en Luisiana.

    Una consulta al trabajo de una decena de organizaciones y líderes que ayudan a mujeres y hombres en ese nuevo camino, arroja que entre las batallas más duras que enfrentan son la del estigma por el error cometido y la recomposición de su autoestima. Además, hay otras más tangibles como la imposibilidad de conseguir un buen empleo, pagar una renta y ser aceptados en asociaciones residenciales, entre otras.

    En Estados Unidos hay 2,234,563 personas en centros de reclusión estatales, federales y locales. De ese total, 445,246 son de origen hispano, que representan el 20%, porque 37% son blancos 33% negros. La estadística se desprende de la suma de los informes más recientes del Departamento de Justicia (BJS), 'Prisioners in 2017', que presenta los datos de las prisiones federales y estatales, y ‘Jail inmates in 2017', que tiene los datos de las cárceles locales.

    Los datos muestran que sin duda la peor parte la llevan las minorías: según los datos del Censo de Estados Unidos, 60% de la población general del país es blanca, 13% negra y 18% de origen hispano.


    El estudio más extenso hasta el momento sobre reincidencia ha sido realizado por la Oficina de Estadísticas de Justicia de Estados Unidos. Este departamento hizo seguimiento durante nueve años a las 401,288 personas liberadas en 2005 de las prisiones estatales de 30 estados.

    En esos estados se concentró el 77% de las personas excarceladas de las prisiones estatales ese año. Del total de liberados considerados para ese estudio, 18% eran hispanos. Además, permite sacar otras conclusiones.

    Por ejemplo, cuando una persona cumple los tres años en libertad sin haber pisado la cárcel nuevamente puede considerarse que el riesgo de recaer disminuyó dramáticamente. El seguimiento entre 2005 y 2014 arrojó que cinco de cada seis personas que salieron de prisiones estatales volvieron a ser arrestados al menos una vez por algún nuevo delito o violación de los requisitos de libertad condicional durante ese periodo .

    En el caso de las mujeres la reincidencia a lo largo de nueve años está alrededor del 77% en general. Igual que los hombres, los primeros tres años despues de salir en libertad son los más riesgosos para la reincidencia.


    Una de las mayores luchas de quienes vuelven a la sociedad después del encierro es contra los prejuicios y el miedo a cómo podrían comportarse. Sin embargo, cifras como estas desmontan algunos mitos que se convierten en razones para no emplearlos o no rentarles una vivienda, por ejemplo.

    Además, estos datos permiten comprender que más que rechazo, las personas que salen de prisión requieren de una comprensión de lo compleja que puede ser su situación y programas efectivos que eviten la reincidencia. ( Estas organizaciones ayudan)

    ¿De qué tamaño es el reto?


    (*)
    Este trabajo forma parte del proyecto 'Segunda oportunidad', gracias a la Chan Zuckerberg Iniciative.
    Coordinación: Tamoa Calzadilla y Olivia Liendo.
    Asistencia en la investigación y producción: Ana María Carrano, Alexandra Barrera, Albany Urbaez Tahuil y Carolina Rosas.
    Fotografía y composiciones fotográficas: David Maris.
    Producción general: Emilce Elgarresta y Stephen P. Keppel.
    Redes sociales: María Carolina Hurtado, María Dayana Patiño y Liliana Castaño.

    Mario Victoria Vásquez (35) antes de ser encarcelado en 1998. Su hijo tenía dos años menos que la niña víctima de abuso sexual 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/la-pesadilla-de-este-condenado-inocente-hispano-no-termina-al-salir-de-la-carcel?123=">por la que lo acusaron de violación.</a>
    Entre la cadena de errores en el juicio, se demostró que la niña fue manipulada para exculpar a su tío y su propio padre e inisitir en que 'Mario' la había tocado. Le presentaban pruebas de reconocimiento como la de la foto, con la imagen de Mario victoria en el centro y de mayor tamaño. Un experto determinó que para esa edad ella no diferenciaba la verdad de la fantasía. Tampoco presentaron pruebas biológicas.
    Estuvo en seis cárceles distintas en Wisconsin a lo largo de 16 años y seis meses. Una de ellas la denomina "Lo peor de lo peor. Puedes leer la historia completa de Mario Victoria 
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    Mario Victoria asegura que en la cárcel conoció a varios inocentes, así como otros que cometieron delitos terribles. EStudios calculan que 4.1% de los presos en EEUU son suceptibles a ser exonerados.
    El 30 de enero de 2015, Mario Victoria salió en libertad. El juez sentenció "este hombre ya ha sufrido suficiente".
    Al salir, volvió a celebrar los triunfos de los 'Packers' (equipo de fútbol de Wisconsin) con su hijo James Victoria.
    Con su nieta, hija de su segundo hijo James.
    El equipo de estudiantes de la escuela de leyes de la Universidad de Wisconsin que coordinó 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/quiero-defender-a-los-hispanos-presos-en-todo-el-pais-cristina-borde-la-abogada-que-saca-de-la-carcel-a-latinos-inocentes">la abogada Cristina Bordé</a> (a la derecha de Mario), del Proyecto de Exonerados que lo ayudó a salir de la cárcel. Foto del 11 de febrero de 2015 cuando el juez anuló el juicio y los fiscales dijeron que no presentarían más cargos para un nuevo proceso por falta de pruebas.
    Con Cristina Bordé la abogada hispana que coordinó el equipo de defensa y que dos años después abrió el Proyecto de Exonerados Latinos de Wisconsin.
    La noche de su liberación familiares y amigos fueron a buscarlo a las puertas de la corte en Green Bay. Este fue el abrazo que le dio su hijo James, ya de 21 años.
    Durante un poco más de seis meses luego de su excarcelación, Mario Victoria intentó rehacer su vida familiar con su exesposa Darcy Martínez (de quien se divorció estando en prisión) y su hijo.
    La última cárcel donde estuvo fue en Fox Lake Correctional Center. Antes pasó cuatro años en una de máxima seguridad en la que no habló con nadie y hacía sus necesidades dentro de la celda. "Me dediqué a contar rayitas y huequitos en las paredes... había noches que no podía dormir porque otros presos gritaban". Al salir no ha recibido terapia psicológica.
    Mario Victoria ha trabajado en seis distintos restaurantes desde que salió de prisión. Pero ahora lo hace en una fábrica de gabinetes de cocina. Es un trabajo que no le gusta, porque sueña con recibir una buena compensación económica del estado por ser exonerado y abrir su propio restaurante.
    El dueño de la empresa donde trabaja le dijo un día que 
<a href="https://www.univision.com/noticias/criminalidad-y-justicia/la-pesadilla-de-este-condenado-inocente-hispano-no-termina-al-salir-de-la-carcel">buscando en Internet se enteró de su tiempo en prisión</a>. Mario Victoria no tiene una carta de perdón ni que explique que fue un error, una injusticia, lo que el estado cometió con él. Eso lo limita al buscar trabajo.
    Fue jefe de mesas en el restaurante familiar Victoria, en Green Bay. En eso trabajaba cuando lo encerraron.
    A finales de septiembre de 2018 volvió al Victoria, el restaurante que soñaba comprar con su indemnización pero justo en esa visita se enteró de que acababa de ser vendido.
    Mirando por la ventana hacia dentro del restaurante Victoria y recordando los buenos tiempos "sirviendo tomaditas y hablando con la gente, que es lo que a mi me gusta", dijo.
    Tres años después de su liberación, volvió a la corte de Green Bay para recordar cómo fue el juicio y las cosas que vivió allí.
    En el camino entre Green Bay y Madison, la capital de Wisconsin. Él no tiene vivienda ni carro, pero un amigo le presta uno para trasladarse al trabajo y un sobrino con serios problemas de alcohol le dio posada temporalmente.
    En el restaurante Maldonado de su compadre Juan, que lo visitó en la cárcel y lo ayuda en estos días duros en los que trata de reconstruir su vida.
    Mario Victoria quiere que el estado le de una recompensa económica por los años que pagó de injusta prisión. Pero en este momento, Wisconsin es el estado con el monto más bajo en compensaciones para exonerados. Por eso espera a que aprueben una reforma a la legislación que aumente los montos y establezca ayudas sociales, de salud y capacitación para los exonerados como él.

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    Imagen Archivo Mario Victoria
    Mario Victoria Vásquez (35) antes de ser encarcelado en 1998. Su hijo tenía dos años menos que la niña víctima de abuso sexual por la que lo acusaron de violación.